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Pocas cosas generan tanto morbo como aquellas que tienen su acceso prohibido, restringido o que se rodean de un halo de exclusividad y secreto. Tal vez por eso les guste tanto a los chinos lo exclusivo y lo privado. O, en cambio, probablemente la explicación ... de ese apego chinesco por los espacios reservados sea que, en un país con más de 1.400 millones de almas, lo raro es no estar achuchado y rodeado de gente a todas horas. Así, en restaurantes, hoteles, karaokes, salas de espera y, en fin, en cualquier sitio, hay siempre una sala VIP para que los clientes o usuarios más distinguidos no tengan que mezclarse con el resto (lo cual, en un país comunista, es un clasismo que no deja de tener su gracia). Tal es la abundancia de 'espacios VIP' que el propio término ha devenido en algo relativamente ramplón. Ser VIP en China resulta incluso ordinario porque, quien más quien menos, dispone ya del carné VIP de un salón de té, de una peluquería o de un parking subterráneo. Tanto es así que, en una ocasión, el anfitrión de una gala chinesca –de tres al cuarto, por cierto– me otorgó una invitación, ya no VIP sino VVVVVIP. Cinco 'Very' seguidos. Nunca me he sentido tan importante en toda mi vida.
Pues bien, si algo hay en el mundo realmente exclusivo y elitista, esas son las reuniones del Club Bilderberg. Cuando leí hace un par de semanas que su cita anual se ha celebrado en Madrid el pasado junio, en quien primero pensé fue en los chinos, por varios motivos: en primer lugar, porque tratándose de uno de los círculos más VIP del mundo, a los chinos –especialmente aficionados a todo lo VIP– les encantaría poder formar parte de ese selecto grupo de elegidos. Y, en segundo lugar, porque 'China' ha sido uno de los 13 'temas' que se han discutido en su última cita. Sin embargo, nunca hay chinos invitados a los encuentros Bilderberg, como tampoco el G7 cuenta con ellos. El motivo, en ambos casos, es parecido: ambas reuniones comparten una visión occidentalista del mundo y el ánimo de mantener la hegemonía económica y política de Occidente a nivel global (lo cual, claro, implica contener a China y al comunismo). Pero, ¿qué es el 'Club Bilderberg'?
El Club es el encuentro anual de algunas de las personas más influyentes del mundo en el ámbito económico, político y comercial para tratar temas de actualidad. Estas conferencias comenzaron en el año 1954, en el contexto de la Guerra Fría y del Plan Marshall. Su intención era fortalecer los lazos entre Europa occidental y EE UU para promocionar el atlantismo y evitar los sentimientos antiamericanos. La mezcla de elitismo y secretismo que envuelve estas reuniones, a las que no está permitido el acceso de prensa, ha dado pie a todo tipo de controversias y teorías conspiranoicas. Así, para evitar cualquier tipo de filtración y garantizar la privacidad total durante la celebración de las sesiones de discusión, la seguridad es tan estricta que los invitados no pueden acudir en su propio vehículo, ni acompañados siquiera de sus escoltas. La lista de asistentes es, sin embargo, pública y entre ellos se encuentran personalidades de la talla de Ana Botín, el presidente del Grupo Planeta y de Atresmedia o el presidente de Acciona, junto a un centenar de políticos y directivos como el de Microsoft IA, Spotify, Pfizer o KKR.
Se ha dicho del Club Bilderberg que representa el «cerebro del mundo», el «poder mundial en la sombra» o «la mano que mueve los hilos del planeta» y que, cuanto allí se discute, define la ruta que luego implementan gobiernos y multinacionales de todo el globo. Lo que parece evidente es que quienes acuden a las reuniones Bilderberg son gente muy bien informada, con sentido crítico, enorme influencia y poder en el mundo financiero, político y mediático del mundo. Por eso, merece la pena echar un vistazo a la lista de temas de discusión que, anualmente, publica la propia organización a abordar en cada reunión: es una buena radiografía del convulso mundo en el que vivimos. Los de este año fueron: Estado de la IA, Seguridad de la IA, Transformaciones en la biología, Clima, Futuro de la guerra, Panorama geopolítico, Desafíos económicos de Europa, Desafíos económicos de EE UU, Panorama político de EE UU, Ucrania y el Mundo, Oriente próximo, China y Rusia.
Se desconocen las conclusiones de cuanto allí se habla pues las sesiones, sujetas a la regla 'Chatham House' (asegurando la confidencialidad de identidades y declaraciones de los participantes), no se divulgan, no se transcriben, no se graban y no se emiten declaraciones ni acuerdos oficiales. Más allá de las teorías conspirativas, el Club Bilderberg sienta a la mesa a individuos con gran poder a nivel internacional y, opino, buena parte de aquellos que critican estas exclusivas reuniones albergan una íntima envidia por no ser invitados a dichos encuentros. O, dicho de otro modo, si a quien lee estas líneas le invitasen a acudir a la conferencia anual del Club Bilderberg, ¿no asistiría? Yo, sin dudarlo, sí.
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