... Y Cantabria despertó, por fin

Pero no todo es miel sobre hojuelas, ya que el nuevo ejecutivo tiene ante sí una tarea hercúlea. La situación demográfica y económica de nuestra Comunidad, pese al maquillaje electoral, es mala y no existe, desgraciadamente, mucho margen de actuación, motivo por el cual es necesario hilar fino. Nuestra economía adolece de problemas estructurales que es preciso atajar a corto plazo y hace falta acometer reformas en un marco económico, como el actual, donde la deuda pública que se hereda no ha hecho más que aumentar en las 3 últimas legislaturas.

Entre los mayores retos que enfrenta el nuevo gobierno está el atajar el enfrentar la sangrante tasa de paro juvenil: no podemos permitirnos seguir invirtiendo en nuestros jóvenes y no ofrecerles salidas profesionales que les permitan establecerse en Cantabria. Tenemos una población cada vez más envejecida y es preciso, para hacer sostenible económicamente nuestra Comunidad, adoptar medidas tendientes a atraer a gente joven que permita equilibrar la de por sí maltrecha pirámide demográfica en Cantabria.

Necesitamos acometer, de manera inmediata, una reforma íntegra de la fiscalidad en Cantabria: nadie se explicaba que tras batir el récord histórico de ingresos públicos se nos dijera que no había margen para reducir impuestos y continuamos siendo una de las Comunidades Autónomas donde más impuestos se pagan. Cantabria debe mirar a Comunidades como Madrid y Andalucía y aplicar la misma medicina al enfermo: menos impuestos, más eficiencia en la gestión y más facilidades a las empresas para establecerse en nuestra región con la reducción de las trabas burocráticas correspondiente.

En cuanto a las familias nos encontramos con que a día de hoy el nuevo ejecutivo parte con un grave hándicap: somos la 16ª economía de España en PIB per cápita: 23.730 € por los 27.870 € de media en el resto de España. Es necesario crear riqueza para paliar los 4.000 € de media con los que cada cántabro cuenta con respecto del conjunto de España.

En el ámbito sanitario se deben adoptar, de manera urgente, medidas para reducir las listas de espera. No es posible que los cántabros debamos esperar 153 días para ser operados mientras que en el País Vasco la espera sea de 73 días. Esa reducción de listas de espera pasa por volver a abrir los quirófanos por las tardes.

Y por último tampoco se puede obviar la situación de la industria en Cantabria. No es posible que se deje morir a la Industria de Cantabria y es preciso acometer, de manera conjunta, un plan de reindustrialización haciendo más eficientes y competitivas a nuestras empresas: la industria debe ganar peso en el PIB de Cantabria.

Cantabria despertó, si, pero es preciso ponerse a trabajar de manera inmediata rompiendo con el pasado y afrontando la ardua tarea de recomponer Cantabria.