Agosto, miel y mosto

Ya no sorprende conducta tan desalmada que han ido practicando todos los gobiernos hasta ahora pero que éste, con tantas cualidades innatas para el funambulismo y la torsión de la verdad, lo hace con mucha más destreza. Recordemos las elecciones asfixiantes de finales de julio del año pasado.

Ese estar alerta indispensable, hace que se pueda denunciar y mejore la preocupación sobre los problemas y se sugieran soluciones a los dislates de la gobernanza y está siempre a cargo de lo que llamamos 'sociedad civil' que es la encargada de actuar desde dentro como despertador de conciencias que superen la atonía, el desinterés, el olvido o la desidia de la gente, que ocupada en su día a día, desconoce muchas veces conductas equivocadas, a veces malévolas o egoístas, de los que nos gobiernan.

En España han ido surgiendo múltiples asociaciones que tratan de alertar sobre disposiciones que comprometen la convivencia dilapidando aquel espíritu generoso de la Transición que tanto echamos de menos. Es increíble que teniendo aquel referente no seamos capaces de albergar de nuevo aquel espíritu solidario y conciliador que tanto tuvo que ver en la prosperidad de la que hoy disfrutamos.

Pero la realidad es la que es y exige más que nunca la sensibilización ante temas que producirán desequilibrios regionales y riesgos para la unidad preservada durante más de 500 años y que ahora algunos quieren romper perforando páginas sagradas de nuestra Constitución al hablar de república, estado plurinacional, federalismo o puro separatismo como si estuviera asumido por una parte de los españoles.

En Cantabria, como en el resto de España, existe hoy una gran preocupación sobre muchos de estos temas y además nosotros hemos sufrido particularmente el olvido de nuestras necesidades, sobre todo de infraestructuras al ser una región pequeña, con un escudo montañoso que nos da belleza y protección pero que dificulta enormemente el acceso para seguir siendo el puerto, la playa y la salida de las tierras de Castilla, con la que tantas cosas nos unen.

Con esos postulados de defensa de nuestra identidad y la ilusión de ser útiles surgió en Cantabria hace ahora tres años una asociación creada desde la sociedad civil sin ánimo de lucro, vigorosa, ilusionante e ilusionada con la misión de ser útiles llamada Foramontanos siglo XXI, con unos principios fundacionales independientes, generosos, solidarios y compartidos que fueron refrendados el pasado martes en el Palacio de la Magdalena al cobijo generoso de la UIMP como todos los años.

Esta vez el acto fue revestido de solemnidad al escuchar la palabra de Emilio Lamo de Espinosa, sobre la España actual, la real con sus riesgos, los conflictos y las soluciones.

Foramontanos siglo XXI lo conformamos un grupo de cien personas con experiencia, algunos miembros conocidos y solventes de la cultura, la economía, la empresa, el periodismo, la medicina, la abogacía, la judicatura o la docencia de fuera y dentro de Cantabria que, enamorados de esta tierra, están pendientes de ella y de su progreso y desarrollo en la búsqueda de las mejores soluciones para su defensa.

Allí se habló de sus pequeños logros y de sus mayores ansias e ilusiones que son muchas y existen parcelas de trabajo bien organizadas para llevarlas a cabo con exploraciones e ideas sobre asuntos que les atañen y dónde pueden ser útiles.

Una de sus pretensiones es ser capaces de ejercer un atractivo indispensable hacia los jóvenes, a los que quiere incorporar como sea. Esa visión que da la perspectiva de los pocos años y el horizonte del futuro por delante se hace indispensable para ganar el progreso y obviamente para consolidar Foramontanos siglo XXI y desde estas mismas páginas lo irá reclamando y persiguiendo haciéndolo un foro atractivo para ellos y sus ilusiones a las que sin duda harán suyas.