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Bajan las aguas revueltas y contaminadas en Venezuela. Tal parecen las del Sena repletas de porquería. En las elecciones del pasado domingo se ha producido exactamente lo esperado, o lo temido, o lo previsible: una manipulación descarada del proceso electoral y la proclamación a toda ... prisa de Nicolás Maduro como vencedor de los comicios adelantándose a los acontecimientos. Un pucherazo en toda regla.
Todo previsible en estas últimas horas: la comunidad internacional decente solicita el resultado y las actas de las 30.000 mesas electorales mientras la comunidad internacional indecente felicita al candidato impostor y da veracidad a la manipulación. Mientas tanto, la población quiere reaccionar en una denuncia difícil de los opositores, inunda las calles de todo el país en la protesta -y una dura represión funciona con al menos dos muertos y cientos de detenidos en las últimas horas- y reclama la victoria incontestable de Edmundo González.
Al mismo tiempo, el Gobierno de Maduro y su ejército acomodado, alimentado e intervenido a conveniencia, amenaza con una confrontación total, a todas luces desigual e indeseada.
Así de difícil es el momento, como tantos otros desde la inhabilitación de la opositora María Corina Machado, que ya no auguraba nada bueno a pesar de que ella hubiera conseguido aglutinar a todas las fuerzas opositoras alrededor del único aspirante libre en aquel momento, Edmundo González, que llenó de optimismo a la inmensa mayoría de los venezolanos.
Y España, como siempre últimamente, en el desvarío. Medio Gobierno pide tímidamente la verificación de los resultados a través de las palabras melifluas del ministro Albares pero sin adherirse a la propuesta de otros países en el mismo sentido y a la vez, la otra mitad del Gobierno encabezada por la vicepresidenta Díaz y los ministros de Sumar, defienden al dictador bolivariano. Nada nuevo bajo el sol, en la entelequia habitual de nuestro gobierno socialcomunista.
Los resultados electorales, según todos los indicios, fueron de una aplastante victoria del opositor Edmundo González con un 70% de los votos y una diferencia de más de tres millones y medio de sufragios. Y en el medio de todo ello el expresidente Zapatero haciendo de mediador internacional, ¿del ridículo?
La esperanza que queda es la reacción honrada de la Organización de Estados Americanos (OEA) y sus 34 miembros, aunque algunos como Colombia, Cuba o México, Brasil… ya sepamos «de qué pie cojean».
Y desde luego los EE UU, que ya se ha pronunciado inmediatamente a través de su Secretario de Estado Antony Blinken, pero sin duda sus palabras y su posición tendrían mucha más fuerza si dejaran de comprar el petróleo venezolano y ejercieran un lógico bloqueo, también económico, con el régimen de Maduro.
Así están las cosas ahora mismo en Venezuela, enormemente preocupantes con la convocatoria para esta misma tarde de manifestaciones por todo el país tanto de la oposición como de las organizaciones bolivarianas.
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