Mí no comprender

Algo así espero yo, porque mi desconcierto ante muchas disposiciones, leyes, reglamentos o costumbres que usamos en mi país es mayúculo:

¿Cómo que un presunto delincuente si declara cómo testigo tiene obligación de decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, que si no, lo paga; pero si declara como imputado, investigado, procesado o como quieran llamarlo en nuestro rico idioma -con liosas leyes que se cambian a gusto del consumidor-, puede mentir descaradamente sin responsabilidad alguna y hasta se le felicita por lo bien construído de lo fake? ¿No es una manera cruel de alimentar la existencia de un montón de mentiras y mentirosos? Mí no comprender.

Otro ejemplo: el tabaco mata y además de muchas maneras, bien directamente o con efectos retroactivos, y mata mucho. Sin embargo el Estado con solo poner un cartelito tenebroso en la cajetilla, se exonera de responsabilidad y se forra con los impuestos de su venta indiscriminada en estancos, quioscos, bares… Es decir, se alimenta el asesinato de inocentes que se dejan engañar… y todos mirando para otro lado e incuso recibiendo en vecindad bocanadas de veneno. Mí no comprender.

Otro más: un ciudadano ejemplar que haya estado pagando religiosamente sus impuestos siempre y por ley de vida le llega su momento y muere, a sus descendientes se les pone un impuesto gordísimo e injusto que les hace pagar dos veces por lo mismo si quieren heredar… y aún encima diferente en su importe dependiendo de qué comunidad autónoma es en la que haya fallecido y tenga su patrimonio, alimentando las diferencias entre comunidades autónomas y la destrucción del ahorro. Definitivamente, «mí no comprender». Y como le sucedía a mi querido amigo, ¿me aclaran todo esto entonces, de buenas maneras?