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Adiós, año nefasto! ¡Hola 2025' ¡Cuántas dudas! Cuando veíamos partir los años de la pandemia llegó 2024 y superó esas malas previsiones. Así que, ¡hala!, nuevo corte de mangas y se haga un «Puigdemont», en este caso, para ese año 'horribilis.'
Desde luego, será recordado ... como un epítome de la tragedia, por las inundaciones en Levante, principalmente en Valencia, y por el comportamiento obsceno de loa políticos, que cuando tenían que ponerse de acuerdo y remar todos juntos, estuvieron echándose las culpas sin piedad unos a otros.
Mientras, las ayudas siguen sin llegar y el fango –éste sí lo es– inunda 156 garajes. ¿Y si lo sorben a escote entre todos y hacen algo compartido, cómo quiere ahora el Gobierno al repartir la deuda de las comunidades autónomas? Es la primera vez que si no lo reparamos todo con urgencia, podríamos valorar si tenemos futuro como país. Una DANA, un montón de muertes y culo al aire ante nuestros ojos, es mucho padecer como ciudadanos... cumpliéndose entonces lo que denominan 'hoja de ruta' estos insaciables/desalmados, líderes del separatismo. Esos con los que ahora nos reuniremos avergonzados.
¡Hola 2025!, pobrecito, cuántas dudas, ¡cuánto te queda por pasar!.
Pero queremos recibirte bien, poniendo en marcha los resortes que fueron bien puntualizados en el discurso del Rey Felipe VI: A) la fe en nuestro gran país que él volvió a recordarnos. B) La esperanza en nuestros jóvenes, nuestra fortuna, que salieron de su pequeño piso compartido armados de cubos y cepillos a limpiarlo todo como hicieron/hicimos siempre en nuestro país a esas edades y proseguirán a lo suyo para dejar las cosas sin barro y en su sitio. Y C) la caridad, palabra en desuso que podríamos traducir hoy por «solidaridad» para no relacionarla con señoras vistiendo perlas y repartiendo canastillas de otra época, pero que hoy se utiliza mejor así, tratando de expresar el amor debido a nuestros semejantes.
Casi sin querer, estamos hablando de las Virtudes Teologales, o teológicas, en la religión católica. Pero que no se incomoden los menos religiosos para recordarnos que España es una nación constitucionalmente laica. Eso es sabido, como también sabemos los católicos que desde el Concilio de Trento conocemos que son virtudes que nos vienen dadas a todos, no al bautizarnos sino al nacer, lo que dignifica a quien las ejercita sea religioso o no, y eso no puede incomodar a nadie. Otra cosa será el uso que se haga de ellas, como es lógico. Pero ¿se espera mucha lógica para 2025? Surge la duda.
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