Falso quejido

Llevo tantos años oyendo la misma gracieta en la semana de toros y con un vasito de vino en la mano, que en éste, ya con un sol de justicia, esperando a Morente, a Roca Rey, a Cayetano… le dije: «Esto si quieres extenderlo hazlo en abril que ahora queda cobardica cuando están ya todos por aquí». Y añadí: «Además, como sabes, la industria de venir-gente es la que mejor nos funciona». «Habría que felicitarles al llegar y darles un regalito en lugar de pensar en ponerles un impuesto turístico o algo así», añadí.

¿Por qué? «Pues porque vienen por puro amor y embeleso, teniendo como tenemos el billete de avión casi al doble de precio que nuestros vecinos y nuestra autovía en zig-zag que todavía nos obliga a la pregunta del millón ¿y tu por dónde vienes?».

«¡Ah! Y del tren ni hablamos, que al menos nos han prometido que los trenes entrarán en los túneles y además tendremos AVE en este siglo», sentencié también con cierta sorna.

«En fin, qué quieres que te diga que los que vienen repetirán cuando esté avanzando el anillo cultural y además vendrán otros nuevos entusiasmados», dije para concluir.

La verdad sea dicha, me pasé un poco, teniendo en cuenta que sobre todo uno es amigo de sus amigos y él es amigo mío y un tipo fantástico, habitualmente bromista y gracioso. Disculpará mi intervención y sabrá perdonarla.

Además le recuerdo con cierta nostalgia en sus buenos tiempos haciendo de Marlon Brando (de Stanley) en la facultad, en aquella fantástica, dura, cruda, obra de Tennesse Williams 'Un tranvía llamado Deseo' de la bellísima Vivian Leigh, (haciendo de Blanche) a la que uno ya no sabe qué calificativo poner al recordarla, quizá, además «impresionante».

Espero que el año próximo no nos lo repita. Lo del cometario claro, porque lo de Marlon Brando ya lo tuvo que dejar hace tiempo…