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Mientras nuestro presidente del Gobierno se da un paseo por Cuelgamuros vestido adecuadamente para la ocasión, creyendo que le da votos (así lo creía Mariano Rajoy cuando dijo que no modificaba la Ley del Aborto porque no había consenso…como si las leyes morales o ... las del derecho natural lo necesitaran …y así le fue ), la Ministra de Sanidad, Mónica García, médica y madre, cree que trabaja promoviendo una nueva ley antitabaco.
Lo hace con humos porque todavía no es consciente de que dirige un ministerio de cuotas que carece de función conocida fuera del calendario vacunal ya publicado en octubre, y no para de dar vueltas con el humo en actitud malhumorada, gesto que al fin y al cabo en su discusión diaria con Isabel Díaz Ayuso en el Parlamento madrileño le concedió los puntos necesarios para poder ser nombrada representando a Más Madrid… y a menos diálogo.
Sin embargo, ahora quiere consenso y poner de acuerdo a los consejeros de las distintas autonomías que forman parte del Consejo Interterritorial de Salud para cumplir esa lucha encarnizada contra el tabaquismo, que no deja de ser una acertada misión benefactora de gobernanza que no depende de ella.
Había que verla tan ufana y satisfecha después de haber conseguido unanimidad, sobre uno de los cuatro puntos del orden del día, olvidando los demás que se aplazan hasta que sus señorías lo decidan. También los consejeros se mostraban satisfechos de haber logrado acuerdos unánimes y de haber charlado animadamente sobre el tiempo en Semana Santa, hasta conseguir coincidir en el precio de la cajetilla, su único acuerdo. Profundas reflexiones se manejaron para llegar a tal conclusión. Nada como el diálogo y la reflexión. Pero, ¿y lo de fumar en terrazas y marquesinas? ¿y el vapeo en los jóvenes? ¿y la información en las cajetillas? La reunión, que nos cuesta una pasta, debería de haber concretado al menos lo que se deba de hacer, por ejemplo, con el dinero de los impuestos incrementados del tabaco.
Algunas necesidades son muy gordas: financiación para disminuir las listas de espera, implemento del salario de los médicos, contratación con incentivos de nuevo personal en Asistencia Primaria, aumento del presupuesto en Docencia para generar muchos más médicos formados sin tener que recurrir a experimentos con extranjeros de dudosa formación… Si queremos una Sanidad de calidad ahorremos esfuerzos y dinero. ¿Qué tal comenzar con hacer 'online' las reuniones interterritoriales de los consejeros tal y como se hacía en la pandemia?
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