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Tenía una mosca detrás de la oreja que de pronto emprendió el vuelo. Se confirmaron las peores sospechas. Lo hicieron –como otras veces–a través de las palabras del presidente Sánchez, en este caso como secretario general del PSOE en su Comité Federal.
Si uno ... lo piensa, no sorprende que el mandamás de un partido político que llama 'comité federal' a su representación estatutaria en las 17 comunidades autónomas más las dos ciudades autónomas, defienda el federalismo. No sorprende, pero 'mosquea', por mucho que la mosca haya despegado ya, porque eso no está recogido en la Constitución ni mucho menos.
Pero admitiendo que podría ser una lícita pretensión que como partido se proponga el PSOE, produce cierta confusión que se hable de Estado federal o Estado plurinacional desde el mismo Gobierno como si tal cosa.
Eso se llama engaño, que no es palabra bonita, utilizando el truco –que ha ido funcionando a la perfección– de proponer lo que parezca un disparate constitucional, llevarlo a cabo, eso sí, con cierta permisividad del tribunal correspondiente, y poco a poco la apatía de la gente hace lo demás, acomodándose a las nuevas circunstancias y sobre todo aceptándolas –el que calla otorga–, que es lo peor.
Así sucedió por entregas con los indultos, la sedición, la malversación, la amnistía y podemos sospechar que lo mismo pueda suceder con la 'financiación singular' para Cataluña. Ahí está el quid: sin tener que modificar nada, aceptando la muletilla de 'federal' como palabra de uso común, lo demás deviene sólo por la puerta de atrás… o por la principal en cuyo frontispicio, en lugar de 'Todo por la Patria' –frase que no estaba tan mal, a pesar del uso que se hizo de ella en otros tiempos–, se diga 'Todo por Seguir', que es más adecuado y además, sin presupuestos, sin agenda legislativa y sin programa; es decir, sin gobernar, y que nos acostumbremos a ello.
Que se entere la gente: no se nos está proponiendo un cambio de financiación para Cataluña, sino un cambio de modelo territorial y la muerte y entierro de la Transición y del Estado de las autonomías.
Ayuso probablemente se precipitó al proponer a los presidentes autonómicos que se negaran a acudir a la cita con el presidente del Gobierno que todos en algún momento habrían solicitado, pero sí acertó, como siempre, al poner 'el dedo en la llaga': si Sánchez recibe a los presidentes autonómicos como a virreyes de sus comunidades autónomas, de igual a igual y con bombo y platillo, como hizo con Cataluña, las está poniendo al mismo nivel que al Estado en esa pretendida 'plurinacionalidad'.
Otra cosa es que se le permita…
Bien analizada, la intervención del presidente ante el comité federal del PSOE fue mucho más jugosa y pensada de lo que se pudiera suponer. Se habló de 'compensación', por ejemplo, al resto de comunidades autónomas, lo que significa directamente admitir el exceso o el privilegio con Cataluña, porque si fuera un nuevo sistema razonable y constitucional sólo habría que repartir y legislar. Lo de 'compensar' más parece una aceptación velada de culpa que otra cosa.
Efectivamente, ese día no entró en el cuerpo a cuerpo con sus críticos, ya habrá tiempo –de entrada hubo algunas afonías notables–, aunque sí se escuchó a los de siempre, pero ¿podrán soportar solos la marea de presiones y amenazas inevitables que padecerán? Está por ver. Seguro que se sentirán como un corresponsal de guerra definido por Luis María Ansón: «Al fondo las llamaradas de las explosiones, en los tímpanos los estruendos de los disparos, en el entorno la agitación, todo entre el temor y el temblor de la batalla que se libra a su alrededor y teniendo que expresar a la vez bellas palabras». Así se deberán de sentir más o menos.
Sobre todo ante la fuerte determinación del presidente que quiere llevar su proyecto a cabo como sea, «con el Parlamento o sin el Parlamento», según palabras textuales en un ataque de sinceridad sin control y sin precedentes. Incluso digno de agradecer por lo que significa de sincero pero brutal por lo que trata de hacer entender. Entonces, ¿no era el nuestro un sistema democrático cuya autoridad reside en el pueblo?, ¿no hay que oír a nuestros representantes?, ¿no somos una monarquía parlamentaria?
No se yo…
Propongamos, ahora que empieza el colegio, un sencillo problema de matemáticas a los alumnos de Bachillerato que al fin y al cabo serán los que sufran en el futuro el reparto asimétrico del presupuesto autonómico. Pregunta: si con la financiación actual el tren a Madrid con las últimas obras, todavía tendrá que tardar 21 minutos más –casi a ritmo de carreta del Rocío–, con la nueva financiación 'singular' para Cataluña que se pretende díganos: a) ¿Cuál debería de ser la velocidad que el tren alcanzase cuando haya 14.000 millones de € menos anualmente en la caja de reparto del presupuesto autonómico? b) Razone de forma escueta si compensaría el ir a pie, al menos hasta Reinosa.
De esta forma, ayudaremos además a mejorar nuestra ratio en el informe Pisa y así a equiparar las cifras en el aprendizaje de nuestros muchachos con las del País Vasco, Navarra o Cataluña.
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