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Nuestras relaciones con EE UU no queda más remedio que admitir que serán intempestivas, a trompicones o 'a Trumpicones' si tenemos en cuenta el poco ... cariño que el nuevo presidente americano nos tiene. Todo juega en contra para que lleguemos a tener unas relaciones estables y de cooperación entre países afines.
La verdad es que desde aquel inadecuado y lamentable gesto del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, al ofender gratuitamente los sentimientos patrióticos americanos al paso de su bandera, no hemos levantado cabeza en nuestras relaciones. Con Zapatero retiramos además nuestras tropas de Irak de forma improvisada e infiel incumpliendo acuerdos con nuestros aliados, lo que no ayudó a mejorar las cosas, mientras Mariano Rajoy gastó casi toda su legislatura y su energía tratando de restañar heridas sin conseguirlo del todo.
Ahora, ante las elecciones que hace poco tuvieron lugar allí, nuestro presidente Pedro Sánchez en una ingenua jugada diplomática optó por Kampala Harris publicándolo a voz en grito y además una vez pasadas las elecciones y ante el resultado de las urnas todavía se permitió expresar su pesar por el triunfo de Trump…, que estos días, por si no se le había entendido, reafirmó en el Foro Internacional de Davos. Esto ya tiene muy difícil arreglo mientras no cambien los actores.
Europa, como sabemos, en sus relaciones con EE UU está acostumbrada a considerarle el aliado al que recurrir, el primo de Zumosol, teniendo siempre a esa poderosa nación bien armada y dispuesta sin un gran esfuerzo de bolsillo a cambio y escaso reconocimiento. Incluso permitiéndose veleidades verdes filocomunistas antiamericanas como es una norma en nuestro país, pero también muchas veces en Alemania o en Francia. Por lo tanto uno puede llegar a entender la indignada respuesta trumpista exigiendo mejor trato y más esfuerzo con los dineros y la cooperación.
Si lo analizamos todo no quiero ocultar mi animadversión por Kampala Harris la candidata demócrata a las elecciones americanas. Sus postulados sobre el aborto, economía y relaciones con el mundo me parecían antiguos, sectarios y poco fiables para encabezar el gobierno de una nación que tanto interviene en la vida de occidente. Por lo tanto mi alegría razonable ante el triunfo de Trump aun conociendo su disparatada concepción de lo políticamente correcto y muy dado a explosiones de todo signo exacerbadas además por un nacionalismo excluyente y dañino como lo son todos. Aun así, creemos sin embargo, que el trumpismo será benefactor para nuestros intereses a largo plazo, si de alguna manera se sabe encauzar su energía.
Dicho eso , sin embargo, quizá sea el momento de poner las cosas en su justa medida, en su sitio, y es posible que nuestro presidente aún con cierto exceso hace muy bien en dejar claro que un comportamiento hostil hacia nuestra patria tampoco le va a salir gratis por pequeños que seamos. Si se trata de aranceles abusivos habría que hacerlo recíproco reclamando solidaridad europea e incluyendo el precio de nuestra soberanía compartida en las bases norteamericanas. Si somos socios en lo militar entregando parta de nuestra poder soberano tendremos que tener igual trato con reciprocidad en todos los ámbitos
No tiene que salir gratis el rechazo a nuestra nación por mucho que Sánchez no guste en La Casa Blanca porque es el presidente de todos los españoles… aunque algunas veces no lo parezca.
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