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El progreso, afortunadamente, ha terminado con ese olorcillo habitual a cocido de las casas de vecinos que comenzaba tempranito en los descansillos. Ese tufillo agradable/desagradable que finalizaba al mediodía con la llegada del hombre de la casa, generalmente cansado de trabajar y de 'pensar', ... casi siempre con mal humor y regular comportamiento asociados.
Buena cosa el alejamiento de la mujer de las cocinas y de la carbonera, más tarde de las placas de inducción, que ocupan hoy el mismo lugar decorativo en las casas que antes correspondía a las enciclopedias de grosor ilimitado que vestían las estanterías del salón. Todo eso se ha terminado, afortunadamente, en estos nuevos tiempos de justicia laboral y conciliación sin que acuda la nostalgia al comprobarlo. Bien está el cocido en los fogones de los restaurantes donde debió de estar siempre. Es allí donde se logró el justiprecio.
Pero eso no quiere decir que no existan potes encendidos hirvientes y azuzadas por el carbón contaminante en alto grado, de las elecciones. Suelen ser ollas a presión más modernas, pero también estimuladas con el fuelle de las promesas y con el mismo tufillo mentiroso de otras veces. El que resulta de tantos listados que por pura estadística (un cincuenta por cien), pasarán al capítulo de 'promesas incumplidas' o al de 'engaños manifiestos', pero así nos lo han organizado y el ciudadano lamentablemente acepta que se pueda mentir en campaña electoral. La mentira y lo mentiroso debería de estar penalizado en cualquier circunstancia pero especialmente en ese caso. Increíble pero cierto.
La olla hierve ahora mismo en la pelea por los votos: están 'a la greña' (mujeres a tirones de pelo, definían nuestros clásicos) Yolanda Díaz (Sumar) y Unidas Podemos, tal y como ellas han organizado 'a vista da xente', que diría nuestra vicepresidenta del Gobierno… y después, amor sin límites, ya verán.
Mientras tanto, la sindicalista gallega, la comunista Yolanda Díaz vestidita de blanco, color de las sufragistas o el de las reinas de España visitando el Vaticano, revolotea entre parterres de flores y pajaritos del campo dando biquiños a diestro y siniestro, sobre todo a los de Bildu-Esquerra de, efectivamente, siniestro pasado.
Piensan ingenuamente que «nada puede detener una idea cuyo tiempo ha llegado» sin valorar que son ideas ya fracasadas, las del comunismo de siempre, que ayer se demostraron totalitarias y hoy ya no engañan. Todo por ocupar un espacio etéreo propio de astronautas a la izquierda. del PSOE que siempre es el mismo. Y por mucho que se empeñen, afortunadamente no hay más.
Vaselina, aceite y cera llevaba Elvis para sostener su tupé. Algo así al menos se necesitaría para un nuevo acuerdo frankestein… pero no dan los números. Qué pena.
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