Se junta el hambre con las ganas de comer
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Miguel Ángel Revilla, que en 2019 alcanzó la cima, se arriesga en mayo en unas urnas menos propicias porque no quiere dejar la política y porque el PRC no puede renunciar a su eterno candidatoUf, qué alivio! La perspectiva de ir a pescar con alguno de los nietos para llenar el mucho tiempo libre que le iba a dejar ... el retiro ha quedado aplazada sine die. ¡Qué sorpresa! La ironía ha florecido en el final del culebrón sobre la presencia de Miguel Ángel Revilla en la competición electoral de mayo próximo. Al final, superados con buena nota los exámenes médicos que supuestamente condicionaban la decisión, será una vez más el candidato regionalista como todos daban por seguro. La pulsión vital y el interés político coinciden, se junta el hambre con las ganas de comer. Revilla necesita la política y el PRC le necesita a él.
Después de ganar las elecciones de 2019, por primera vez y de forma contundente, Revilla alcanzó la cima de su larga y muy meritoria carrera política. A su edad, 76 años entonces, podía ser el momento de decir adiós desde lo más alto y ejecutar el difícil relevo en el PRC desde el poder. Si alguna vez tuvo esa intención, lo cual es mucho suponer, la pandemia no dejaba margen para ese tipo de operaciones excepcionales. El caso es que ahora, cerca de cumplir 80 -lo hará en enero-, asume el riesgo de asomarse una vez más al cartel electoral de su partido en una coyuntura aparentemente menos propicia.
Quizá es que Revilla no se siente íntimamente preparado para cesar en la actividad política a la que ha dedicado cuatro décadas largas, para renunciar al poder, a la popularidad en la calle y al amable plató televisivo, a que el teléfono deje de sonar, ese vacío que angustia a muchos de los que se ven obligados en algún momento a abandonar la élite de la política o de los negocios, de la vida social y profesional.
Revilla tiene, en todo caso, una buena coartada para asumir el desafío de seguir: el PRC no puede reemplazar a su líder histórico sin un coste devastador que los sondeos constatan. El regionalismo ha crecido mucho desde que dejó de ser una fuerza minoritaria y en 2003 su jefe fue investido presidente por la generosidad del PSOE que tan cara le resultó en los años siguientes. El PRC es el partido más votado en el ámbito autonómico, tiene más alcaldías que ningún otro, ha fortalecido su organización y sus cuadros, ha llegado a ser el partido que iba a ser capaz de relevar al jefe a su debido tiempo sin demasiados traumas... Bueno, pues no: el PRC es hoy mucho más que Revilla, pero Revilla sigue siendo imprescindible. Así que entre sus adversarios, que le reconocen como un rival temible, y hasta en las filas regionalistas proliferan los chistes del Cid muerto que cabalga amarrado al arzón de su caballo para poner en fuga a los enemigos. No ha hecho el relevo, así que ahora tiene que seguir esté como esté, exigen los suyos.
El propio Revilla se propone hacer de la necesidad virtud en estos meses que faltan para las elecciones. Frente a las voces que le reprochen que siga en la política en vez de irse a casa, el líder regionalista quiere poner en valor el talento, la energía y el compromiso que los mayores, sus contemporáneos, son capaces de aportar a la sociedad. O sea, toca pescar en el caladero de la tercera edad.
Luego que el mes que viene el PRC le consagre por aclamación como secretario general y candidato autonómico en 2023, a Revilla le tocará preparar la campaña, que es su hábitat natural después de tantos años, y cabe esperar que esta vez también le preste alguna atención a la necesidad de preparar el relevo. Cuenta a veces el dirigente regionalista que todo lo que él manda en el partido se reduce a unas pocas prerrogativas, pero no hace falta decir que se trata de los asuntos más importantes: elegir a quienes le acompañarán en la multitudinaria ejecutiva regionalista, después a los miembros de la candidatura autonómica del primero al último nombre que escribe de su puño y letra en un folio, y ya después de las urnas, cuando toca por haber sido investido presidente del Gobierno, el nombramiento de sus consejeros.
En estas tres listas estará el futuro del PRC, sobre todo en la última, a la expectativa de que el partido se mantenga en el poder, con el PSOE o con el PP como eventuales aliados. Una regla no escrita reza que el sucesor tendrá que estar en el Ejecutivo. Ninguno es un Revilla en potencia, pero las opciones son variadas: los Marcano, padre e hijo, Paula Fernández, Guillermo Blanco... más alguno que se autoexcluye o aspira a ser el 'tapado' cuando el proceso se desencadene en algún momento de la próxima legislatura. Cuando Revilla lo decida. Hasta entonces nadie discutirá su hiperliderazgo, pero cuando llegue el momento habrá que ver si todo dependerá del dedazo del jefe o si entrarán en dura pugna las ambiciones y los apoyos de cada aspirante.
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