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Dos hechos actuales muestran la importancia de la jurisdicción universal y la necesidad de recuperar lo retrocedido aquí sobre este fundamental principio jurídico y ético. Son valores compartidos por los países avanzados consagrar la no impunidad por delitos como genocidios y los denominados crímenes ... contra la humanidad, cualquiera que fuese el lugar o la nacionalidad de las víctimas.
Ahora Alemania tiene tres sirios imputados por esos hechos graves. Dos de ellos, exmilitares, son juzgados desde abril por el Tribunal Superior de Coblenza. Un refugiado sirio, ahora residente en Berlín, fue cruelmente torturado en prisiones de su país. Su denuncia promovió la investigación. Los refugiados sirios en Europa son un millón huyendo de la guerra, incluso desertores. En junio, las autoridades germanas detenían a otro sirio que en una prisión de allí utilizaba sus conocimientos médicos para torturar cruelmente.
El otro hecho es conocido aquí: el juicio en España contra los autores intelectuales de las muertes de Ignacio Ellacuría, otros cuatro jesuitas y dos salvadoreñas asesinados en El Salvador hace treinta años. Por fin, la Audiencia Nacional les juzga, pero actúa por uno de los escasos motivos que la legislación permite: la nacionalidad española de las víctimas.
Estos hechos deberían recuperar la justicia universal que ha sido muy cercenada. España tuvo una regulación muy avanzada en un Estado de Derecho y una protección internacional adecuada de Derechos Humanos. Este principio supone que los jueces puedan investigar crímenes cometidos en cualquier lugar que, por su gravedad, deban ser protegidos por la comunidad internacional: genocidio, crímenes de lesa humanidad, torturas, desapariciones, etc.
Ello posibilitó, entonces, una orden de detención de un juez español contra el dictador asesino Pinochet estando en Inglaterra. Fue un gran triunfo. Pero había otros casos que afectaban a autoridades de otros países más poderosos. El Gobierno español cambiaría la ley.
En 2009 se limitó este principio solo a los supuestos de que los acusados se encontrasen aquí, que las víctimas fuesen españolas o existiese conexión relevante con nuestro país. La razón principal de ese recorte fue el interés de Israel para archivar un procedimiento en la Audiencia Nacional por un bombardeo masivo en Gaza.
Al gobernar la derecha se aniquiló la justicia universal. En este caso, fue por presión de China para evitar continuar los trámites de procesos por matanzas masivas en Tíbet. Había otras causas también abiertas en la Audiencia Nacional como las seguidas contra este mismo país por aniquilación de miembros de una minoría religiosa; el asesinato de José Souto en Irak; el genocidio de Guatemala, la barbarie de Guantánamo, etc.
La reforma de 2014, no la presentó el Gobierno del PP sino su grupo, omitiendo pedir dictámenes (previsiblemente muy críticos) del Consejo de Estado y del Poder Judicial. Con estos recortes, se archivaron casi todas las causas iniciadas, subsistiendo apenas la de los jesuitas españoles.
En 2017 se presentó una iniciativa parlamentaria para recuperar este principio. La anterior ministra promovió una comisión de expertos, mas sus conclusiones serían recortadas, como si fuese una losa aceptar algún error anterior, en lugar de volver a la regulación en la etapa del mejor Felipe González, hoy tan amado por el PP y C's.
Estos dos casos de actualidad deben servir para que, en España, un Gobierno de dos partidos progresistas (aunque la derecha mediática-política lo quiere dinamitar), que reflejó esto en su pacto de gobierno, recuperase este principio. En Alemania, la actuación de sus tribunales es posible por una legislación amplia de este principio que la canciller democristiana Angela Merkel, en coalición con el partido socialdemócrata, ha mantenido íntegra. Ojalá el partido aquí que en teoría es -o era- cercano a la CSU alemana, mire hacia allí en vez de acercarse tanto a VOX.
Vivimos un momento, con tantos líderes de potencias mundiales desbocados y, en algunos casos, descerebrados, donde la justicia universal debe fortalecerse. España debería ser ejemplo en esto que juristas, ONGs o activistas de Derechos Humanos, vienen reclamando recuperar.
Nuestro país debe mantener buenas relaciones con todos los países e incluso ser especialmente atento con los más relevantes política o comercialmente. Pero jamás, perdiendo su dignidad ética y política ni otorgando favores que desnaturalicen nuestros principios democráticos, ni bajando la cabeza ni la rodilla. Esto lo hicimos en momentos anteriores. Muchos deseamos la regulación que tuvimos antes y la vigente en Alemania. Volvamos a la senda de la humanidad y la justicia, no sigamos por la de la impunidad.
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