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El próximo día 1 de enero del año 2021 se cumplirá el sesenta y dos aniversario del comienzo de la dictadura castrista en la república de Cuba. En la noche de fin de año de 1958 el dictador Fulgencio Batista, el primer hombre mestizo que ... ha llegado al poder en Cuba hasta la fecha, cargó dos aviones con oro, documentos, billetes y otros bienes y despegó del aeropuerto de la base militar Columbia para aterrizar, unas horas después, en la República Dominicana. El primer día de 1959 toda la administración cubana se derrumbó sin que fuera necesaria la violencia. El régimen de Batista, simplemente se diluyó.
Este es un episodio histórico realmente sorprendente. ¿Por qué Batista abandona el poder cuando la presión de las milicias rebeldes estaba aun lejos de haber obtenido la victoria militar? ¿Qué razón impulsó a Batista a dejar plantados en la fiesta de fin de año a sus generales, ministros y personas de confianza? La explicación más documentada y más verosímil es que Batista era consciente de que la fuerza de los alzados de Fidel Castro era creciente. La toma de la ciudad de Santa Clara fue un golpe muy duro para el gobierno. En esa situación, Batista habló con el presidente norteamericano Dwight Eisenhower para pedirle ayuda militar inmediata, ya que en otro caso la situación para el gobierno cubano sería insostenible. Según los historiadores que más a fondo han documentado este episodio, el presidente norteamericano declinó cualquier ayuda y menos aun enviar tropas de apoyo. La legitimación los 'barbudos' en los EE UU había cobrado fuerza tras la entrevista de Herbert Matthews a Fidel Castro, en la que éste se presentó como un demócrata que luchaba contra la dictadura de Fulgencio Batista.
El primer día de 1959 los alzados castristas tomaron el control de la Habana con Che Guevara al frente, mientras Fidel iniciaba una marcha triunfal desde Santiago de Cuba hasta la capital. En unas pocas jornadas fusilaron en la fortaleza de La Cabaña a docenas de miembros del régimen de Batista, sin más que un juicio sumarísimo sin ninguna garantía democrática. El régimen de Castro comenzaba con sangre.
Poco después, ya con Kennedy en la presidencia de los EEUU, se produjo el desembarco de un grupo contrarrevolucionario en la bahía de Cochinos, apoyada por la CIA, que terminó en un desastre para quienes querían poner fin a la incipiente dictadura castrista. Hoy, sesenta y dos años después, el régimen comunista en la isla se mantiene en una lenta evolución hacia una economía abierta y eficiente. Respecto a las libertades esenciales de expresión, partidos políticos, separación de poderes, etc. apenas si ha habido relajación del férreo control gubernamental.
Cuba es un ejemplo del fracaso el sistema comunista, incapaz de mejorar la calidad de vida de quienes viven en esos países y que simultáneamente mantiene a los ciudadanos privados de la libertad. Doble fracaso: político y económico. La prueba evidente de la desafección hacía el régimen castrista es que el veinte por ciento de la población ha optado por marcharse de Cuba, aunque para ello ha tenido que recurrir a una travesía peligrosa en la mar o aprovechar la salida oficial al extranjero para escapar y asilarse.
Entre las primeras medidas del castrismo para forjar la nueva Cuba, el 'hombre nuevo', se inició una persecución a los homosexuales. Los casos de gran poeta Lezama Lima o de Virgilio Piñera son evidentes, por no hablar de Reinaldo Arenas encarcelado en la prisión del Morro, huido en las afueras de la Habana y finalmente embarcado rumbo a EEUU cuando la dictadura permitió la salida por el puerto de Mariel. Y aun así con documentación falsa.
Los comunistas cubanos no han sido capaces de asumir que el régimen es una dictadura y mantienen, contra toda evidencia, un sistema económico ineficiente, se niegan a permitir que los ciudadanos actúen en libertad y en consecuencia la represión es constante. Frente a una realidad incontestable los comunistas en España se niegan a aceptar esta realidad y justifican la quiebra del sistema buscando enemigos exteriores -principalmente los Estados Unidos- o la disidencia interior, apenas un puñado de intelectuales.
Tras los acuerdos con el gobierno de Obama, que visitó Cuba en un gesto histórico, la nomenclatura cubana ha frenado cualquier aproximación a los países democráticos y con Trump ha tenido la excusa idónea para proseguir en su trayectoria de represión y pobreza. El ejemplo cubano debería ser suficiente para que nadie con espíritu democrático levante el puño, como sería casi imposible encontrar españoles que hicieran el saludo nazi.
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