PP: un largo compás de espera
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La incertidumbre sobre el liderazgo del partido se prolonga porque el congreso regional puede aplazarse hasta el primer trimestre del próximo añoEl PP de Cantabria afronta un largo compás de espera sobre su liderazgo que actualmente ostenta María José Sáenz de Buruaga, siempre discutido por sus ... adversarios domésticos y por quienes les apoyan en la cúpula nacional que se aloja en la sede de la madrileña calle de Génova. El congreso regional, pendiente desde que se agotó el mandato en primavera, iba a celebrarse en octubre, pero ahora es más probable que tenga lugar en el primer trimestre del próximo año.
El PP se encuentra desde hace meses en plena secuencia de congresos provinciales y autonómicos. El último rindió homenaje triunfal a Alberto Núñez Feijoo, el campeón de las cuatro mayorías absolutas y, naturalmente, único candidato a presidir el PP gallego. De Pablo Casado abajo, todos los dirigentes importantes del partido presentes en la cumbre de exaltación de Feijoo: los nacionales, los barones ganadores que ostentan el poder, como Isabel Díaz Ayuso, coronada en Madrid, o Juan Manuel Moreno Bonilla, disparado en las encuestas andaluzas, y los que intentan sobrevivir en la oposición, como la propia Buruaga o el extremeño José Antonio Monago.
La presidenta del PP cántabro, en sus contactos con la dirección nacional del partido para hablar del futuro, pondera una razonable cohesión interna y buen trabajo de la organización, que se traduce, según su perspectiva, en el progresivo declive de un político con tanta impronta como el presidente del Ejecutivo autónomo, el regionalista Miguel Ángel Revilla, a lo largo de la pandemia. El PP de Buruaga exhibe con satisfacción la encuesta que le otorga el primer lugar en el escalafón político de Cantabria, en detrimento del PRC. En el sector crítico, sin embargo, no se conforman con sondeos de encargo y reclaman cambios sustanciales para que el partido recupere la pujanza perdida y vuelva al Gobierno de la región.
A partir de ahí, un sinfín de especulaciones sobre las posibilidades de negociar una candidatura única o sobre la potencial real de cada grupo. En fin, un futuro incierto, que deberá ser resuelto en el próximo congreso, inicialmente previsto para octubre, inmediatamente después de la convención del partido en los primeros días de ese mes. Pero los plazos y procedimientos aplazan el cónclave para más adelante, en enero o en todo caso, en el primer trimestre de 2022.
Mientras tanto, Buruaga cuida de los suyos, entre ellos la mayoría de los 33 alcaldes, y está segura de que la fuerza del partido en Cantabria es suya sin discusión. Los disidentes, con el diputado nacional Diego Movellán como uno de sus principales dirigentes, confían en la presión de Madrid para forzar un relevo en la cúpula regional, o al menos, para que se produzcan cambios importantes que marquen un nuevo rumbo que devuelva al PP la hegemonía política. En el horizonte próximo, la visita a Cantabria durante el verano del temido secretario general, Teodoro García Egea, quien hace y deshace en la organización popular con la venia del gran líder, Pablo Casado.
Por lo demás, dentro y fuera del partido abundan las dudas de que el liderazgo del PP de Cantabria deba solventarse en un duelo entre Buruaga y Movellán, que para empezar no concitan la cohesión militante, cuando el partido cuenta con un referente valioso como la alcaldesa de Santander, Gema Igual. Sin embargo, la regidora mide sus propios tiempos, recibe información de primera mano de lo que se cuece en Madrid, pero rehúye el debate interno y se limita a reclamar la necesidad de cerrar las heridas abiertas en la formación popular. Es un buen deseo, pero quizá sólo ella sería capaz de promover esa realidad. Para Igual, el PP puede estar a medio plazo en condiciones de gobernar en España, en Cantabria y en Santander. Su objetivo esencial es volver a ganar las elecciones y gobernar en la capital, con mejores resultados que hace dos años, pero no deja de contemplar la candidatura regional como una posibilidad real si las circunstancias son favorables.
En efecto, el debate sobre el liderazgo en el PP de Cantabria no afecta solamente a la presidencia del partido sino que se prolonga a la candidatura autonómica en 2023. Como la propia Buruaga tiene presente la opción de la bicefalia. Los estatutos partidarios lo establecen bien claro: al candidato regional lo designa la dirección nacional del partido y la jefatura del partido en Cantabria la deciden los militantes con sus votos. A ella, que sufrió la designación fallida de Ruth Beitia como candidata en 2019, no le hubiera importado mucho entonces que en el cartel hubiese figurado un político tan potente como Íñigo de la Serna para competir con Revilla y puede que en 2023 tampoco le moleste tanto quedarse al frente del partido y que sea Gema Igual quien abandere al PP en las urnas autonómicas.
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