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Oigo su música y me hipnotiza. Es como el retinglar de la madera cuando se derriban los bolos, como el tañer de las campanas invitando a acudir a una ceremonia que se ha convertido en un espectáculo de las playas santanderinas. Tac, toc, tac, toc... ... así es el diálogo entre el atacante (pegador) y el defensor (parador). Como los bolos, también las palas estuvieron prohibidas debido a las molestias que ocasionaban entre viandantes o bañistas, pero ahí están estos dos juegos autóctonos, símbolos de lo rural y capitalino de Cantabria, vigorosos y dispuestos a seguir dando guerra, porque el Pleno del Ayuntamiento santanderino ha declarado las palas Bien Cultural de Interés Local.

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eldiariomontanes La lección de las palas