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El Covid-19 está causando pavor en el mundo. La situación es absolutamente excepcional. Las consecuencias para los mercados agroalimentarios son evidentes. La Organización Mundial de Comercio acaba de comunicar que esta crisis será peor que la de 2008. Desde el supuesto que nos ... interesa, el mercado global de la leche, del que dependemos, parece imposible prescindir de la situación en China, convertida hoy en el primer importador de lácteos del mundo, parcialmente procedentes de la UE. Y, si se examina el conjunto de países importadores, vemos que los países productores de petróleo son una parte importante. Tales como Arabia Saudí y Emiratos, que ocupan el primero y el séptimo lugar como productores en el mundo; al caer el precio del petróleo, disminuye lógicamente su capacidad de compra, por lo que presumiblemente importarán menos.
El aumento del consumo de lácteos en China se comprende básicamente por el aumento de la renta familiar (la clase media china, que bordea ya los 500 millones de personas), el apoyo institucional a los ganaderos, la occidentalización de la dieta (pizzas, hamburguesas), su consideración como producto saludable y la mejora de infraestructuras y transportes para sostener la cadena de frío en un país tan inmenso. China, según nuestro ICEX, es la principal fuente de crecimiento de la demanda en los mercados lácteos mundiales.
Allí, la epidemia por coronavirus está interfiriendo en la cadena de suministro de lácteos. Aunque se dispone de información limitada, el banco holandés Rabobank ha valorado en un reciente informe el impacto en el mercado lácteo chino, «porque no deben ignorarse los posibles efectos en el mercado mundial de lácteos». Si bien tal impacto en la demanda de lácteos debería ser a corto plazo, «la incertidumbre sobre su duración real y el persistente choque psicológico podría ocasionar un daño significativo al consumo», que luego se transmitiría a la industria láctea, la producción y la importación.
Los cierres de tiendas minoristas y el confinamiento estricto con la caída de acceso a supermercados tuvieron un efecto restrictivo en las ventas minoristas durante las vacaciones del Año Nuevo Chino, de modo que los stocks minoristas, bien abastecidos antes, siguen aumentando. China muestra una gran segmentación de mercados dadas las diferencias geográficas, climáticas y culturales de sus regiones. Hay sensibles diferencias de renta entre los grandes núcleos urbanos y el medio rural. De ahí, una estructura de la cadena de distribución compleja; consecuentemente, trabajan sobre el terreno empresas locales (operadores, importadores, distribuidores) para que los lácteos lleguen a todos. El control del tráfico por carretera y la escasez de mano de obra posterior al Año Nuevo chino, generada por la movilidad reducida del confinamiento, según la misma fuente, inducen efectos negativos en industriales, distribuidores y minoristas; los controles de tráfico estrictos en la lucha contra el virus originan interrupciones en la logística interprovincial y dentro de las provincias; ello afecta a la circulación de leche cruda en varias regiones. Las explotaciones pequeñas y medianas parecen estar más afectadas que las grandes. El Gobierno central dictó instrucciones en enero y febrero, sobre la importancia del suministro estable de alimentos, en términos de producción, distribución y logística, pero la regularización hasta la normalidad llevará tiempo. Este escenario podría ejercer más presión de la normal sobre los precios de la leche, que generalmente tienden a la baja después del Año Nuevo chino. Según Rabobank, los contratos de suministro de leche entre grandes industrias y grandes explotaciones que han podido entregar leche generalmente se han cumplido. Pero la leche cruda fuera de contrato tiende a venderse a mucho menor precio.
El análisis de sensibilidad del banco holandés muestra que, para todo el año 2020, en términos de equivalentes leche líquida, una disminución del 1% interanual en la demanda total de lácteos que podría implicar una reducción de importaciones del 11% interanual en 2020; si aquella subiera al 5% interanual, las importaciones podrían reducirse un 25% interanual. El cuadro precedente, que China consuma e importe menos, plantea mucha incertidumbre al mercado global. De otra parte, la UE sufre la pandemia con los correspondientes problemas de personal laboral y logísticos para sus exportaciones a terceros países (absentismo en la industria y controles en vías de circulación). Los estados miembros exportadores (Irlanda, Alemania, Italia, Francia, Holanda, Dinamarca, que son los mayores o importantes productores) acusan ya exceso de leche. Los precios de los lácteos en el mercado internacional están cayendo. No ayuda que precisamente estemos en un momento coincidente con el pico primaveral de la producción, este segundo trimestre, con el máximo de producción comunitaria en abril-mayo. De hecho, ya tenemos entre nosotros noticias de rebaja del precio al ganadero. No es extraño que en la UE se hable de crisis ganadera (parlamentarios, Copa-Cocega, Comité Especial de Agricultura, otras organizaciones técnicas) y se pidan medidas de mercado ya para afrontar la situación. Pero la Comisión Europea que hace muy pocos días no veía problemas y permanecía reticente a tomar medidas de gestión del mercado, acaba de decidir tomarlas para la leche de vaca, oveja y cabra y para la carne de vacuno. Debería actuar con rapidez en la elaboración, aprobación y publicación de los reglamentos.
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