'Leñalmono'

El caso es que a la chita callando, sin perder su apariencia de hoja parroquial, la revista ha ido confirmando su calidad con suficientes colaboradores como para desmoralizar mi primera intención de contarlos.

Desde que diera sus primeros pasos en la Galería Inder Espacio de la calle del Sol santanderina, allá por diciembre de 2016, y hasta el número 22 presentado hace unos días, esos autores han tenido en estas «hojas sin grapar» un excelente recurso para exponer sus inquietudes literarias y plásticas. En torno a ese macaco que trepa sobre la última letra de la cabecera, se han celebrado ediciones dedicadas a Álvaro Pombo, Julio Maruri, Fernando Arrabal o Miguel Delibes, y hasta se ha organizado el Premio 'Leñalmono', concedido por el momento a Roberto Ontañón, director del Museo de Prehistoria, y a Carmen Castro, exdirectora de la Fundación Santillana, que se han llevado a casa una botella de anís del Mono para endulzar ánimo y paladar.

Gracias al entusiasmo de su editor, la publicación, en tiempos donde lo digital es una opción casi imposible de desdeñar, ha logrado lo más difícil, sobrevivir en ese romántico soporte de papel con páginas creativas, a veces no escritas, como la que lleva por título: 'Antología de discursos políticos relevantes de los últimos años en España', la única que ha merecido quedarse en blanco. Sigamos dando más leña al mono, que sigue siendo de goma.