Secciones
Servicios
Destacamos
Cantabria se ha convertido en un eterno se va a hacer sin hacer nunca nada; un perpetuo vuelva usted mañana para mañana decir lo ... mismo; una catarata de proyectos que nacen, se desarrollan y mueren en el tablero de dibujo sin concretarse jamás; una comunidad de promesas repetidas e incumplidas que prioriza el folclore, la verbena y el populismo sobre el trabajo y la eficacia, y que aplaude lo vano sin examinar la gestión. Lo que nos amenaza no es un fallecimiento súbito, el riesgo de un final próximo que quizá pudiera tener como consecuencia positiva la reacción inmediata, sino algo menos visible y peor: el lento viaje hacia la nada, el suave pero imparable deslizamiento hacia la insignificancia.
Cantabria fue locomotora, y hoy no es sino un vagón intrascendente y prescindible. La inacción local y la dependencia de Madrid para todo lo importante son de tal envergadura que cabe preguntarse de qué sirve la autonomía si solo decidimos en plenitud los asuntos menores.
La bahía y la costa incomparable, la Capilla Sixtina de la Prehistoria, las cuevas asombrosas, el paisaje de ensueño, las villas y los pueblos de cuento son también Cantabria. Pero el arte único, los bosques, las montañas y los rincones fascinantes no deben distraernos de la certeza de un porvenir sombrío. La inteligencia huye de la política, los mejores ya no se dedican a la cosa pública, y tal hecho comprobable es un serio problema. La situación de Cantabria no invita al optimismo porque, muy envejecida, recibe lo que no produce. Las cotizaciones suman menos de lo necesario para pagar las pensiones y, en cierto modo, Cantabria vive de ellas. Los números son los que son, neutros, apartidistas e inopinables, y marcan claramente el declive. Ni siquiera hemos recuperado aún el nivel de bienestar previo a la crisis.
No extraña, por tanto, que muchas provincias que estaban por debajo nos hayan adelantado. Todo empeora, aumenta el número de familias sin recursos porque el índice de pobreza no deja de crecer, los planes que siguen adelante se hunden en montañas de burocracia y tardan siglos en ver la luz si la ven, no somos capaces de gastar los dineros que presupuestamos y no se invierte en innovación. Cantabria es la única comunidad sin un solo kilómetro de alta velocidad. Nos garantizaron dos AVE, uno con Bilbao y el otro con la Meseta, y no tenemos ninguno. Con los datos en la mano, es evidente que si los miembros del Consejo de Gobierno –no solo los actuales– lo fueran del consejo de administración de una empresa privada hubieran sido cesados fulminantemente.
Pero, aunque Puertochico necesita menos samba y más curro, la recuperación solo llegará con el esfuerzo de todos y la elaboración, quizá, de un plan conjunto que ni está ni se le espera.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.