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Tardamos tanto en hacer los museos de arqueología, que incluso a Julióbriga le ha dado tiempo a cambiar de sitio. Según han publicado tres investigadores, ya no está en Retortillo (Campoo de Enmedio), sino en Ornedo-Camesa (Valdeolea). Supongo que habrá cierto debate entre ... expertos sobre esta cuestión. En ambos lugares parece haber más de lo que vemos.
Decía Charles Péguy que la historia antigua no se puede escribir, porque faltan referencias; y la moderna tampoco, por desbordamiento de referencias. Así que, si atendemos a este ingenioso escritor francés que murió en la batalla del Marne en septiembre de 1914, la única historia posible sería la de épocas donde ni nuestra ignorancia ni nuestro conocimiento resultan excesivos. En cualquier caso, algo es mejor que nada, porque, como también admitía, «un perro vivo es mejor que un león muerto». Ese león es el inalcanzable ideal de la explicación total.
Para la Cantabria que se define en su estatuto como una «comunidad histórica», esto del león es un problema constituyente, ya que 'histórica' significa «determinada por el saber histórico»; no creo que aluda a la banalidad de que todo está en el tiempo. Podría haber bastado con «la voluntad democrática de los habitantes de la provincia de Santander de constituirse en región autónoma». Pero hemos querido ser 'históricos', tener pátina en el ego y presumir de blasones de león rampante.
Se acaba de aprobar una ley de 'memoria histórica', que es la manera que tiene el Estado de hacerle al león el boca-a-fauces, a ver si se reanima como la Bella Durmiente. También decía Péguy que la historia siempre es una amateur y la memoria, una profesional. El legislador español ha dejado claro que piensa lo mismo. Como soy de pueblo, me pregunto cosas sencillas. ¿Por qué tiene que ser 'histórica' la memoria? Parece redundante. ¿No se dirige ya por sí misma al pasado?
Los 'cerebrólogos' han tratado de la 'memoria del futuro', como el sueco Ingvar en 1985. Allí defendía que son nuestros planes de acción disponibles (nuestros esquemas de futuro) los que permiten filtrar y dar sentido a la gran cantidad de información que nos llega. En un artículo en 2007, tres investigadores de Harvard comentaban que imaginar el futuro implica la misma maquinaria neural que utilizamos para recordar el pasado. Hablaban así de un 'cerebro prospectivo' y de un nuevo concepto de memoria: «Una herramienta utilizada por el cerebro prospectivo para generar simulaciones de posibles acontecimientos futuros».
Este mismo año 2022, otros cinco estadounidenses han publicado sus experimentos, sobre la eficacia de la memoria episódica dependiendo de si el hecho fue correctamente predicho por la persona o bien no entró en su predicción. El resultado es concluyente: tenemos mejor memoria para las cosas que habíamos predicho correctamente, y bastante peor para las que no habíamos predicho o donde nuestra predicción naufragó. Quiere decirse que a lo mejor la memoria necesita ser 'histórica' porque ella, por sí sola, no puede establecer el pasado objetivo, debido al pastel que se forma con emociones y fallidas predicciones.
Pero no se trata tanto de hacer histórica la memoria, es decir, pasarla por el cedazo científico, como de obligar a memorizar una historia. No 'memoria histórica', sino 'relato para memorizar'. Usted, sobre el pasado, tendrá que interpretar lo que le diga quien gobierne, porque con los cambios de gobiernos cambiarán las normas de memoria histórica, no lo dude. Así la 'verdadera' historia se votará cada cuatro años, demostrando que es la más democrática de las sapiencias, pues otorgará el sufragio activo incluso a quienes nunca hayan leído un libro de historia, por falta de tiempo o de afición.
Esto obliga a tomar una postura urgente en política educativa: ¿se puede catear al estudiante que no acierte a responder que Julióbriga es Retortillo? ¿Hay que excluir ese tipo de preguntas hasta que los expertos se aclaren? ¿Existe el león de Julióbriga que ilumine la romanización de Cantabria? ¿Era 'comunidad histórica' una comunidad SPQR? Demostraríamos muy subida credibilidad si nuestros programas arqueológicos fueran bastante más generosos (también aquellos referentes a las víctimas de la guerra civil) y si no lleváramos ene legislaturas para un museo que ya en su lejano día tuvo una espectacular maqueta, hoy en Nueva York.
De momento, que acuda más gente a Camesa-Rebolledo: es una visita interesantísima, permite apreciar la gran profundidad temporal de la ocupación humana de estos pagos y está cerca de una ruta de menhires. Pero no me meta en si los menhires eran 'cántabros'. Yo, lo que diga el Gobierno.
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