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Lepe, que fue fundada por los fenicios, es una ciudad de la provincia de Huelva que fue habitada por romanos y árabes, y que cuenta con una economía sostenible gracias al cultivo de la fresa y el fresón principalmente, además del naranjo, sin olvidar la ... pesca con embarcaciones de altura y de bajura, que principalmente faenan en el norte de África y en el Golfo de Cádiz.
No se le conoce a Lepe por su castillo, por la Torre del Catalán, ni por los leperos que intervinieron en el descubrimiento de América, sino por chistes que suelen ser bromas cortas basadas en juegos de palabras o situaciones surrealistas del tipo: «¿Por qué los de Lepe en Navidad meten a Jesusito al horno? Para adorar al Niño», o «¿Por qué los de Lepe revuelven el café con un cuchillo? Para hacer un café cortado». Chistes cuyo origen es más bien desconocido, pero de tal relevancia que se ha solicitado, sin éxito, al Parlamento de Andalucía que los chistes de Lepe fueran declarados Bien de Interés Cultural como patrimonio inmaterial.
Es tal su antigüedad que dicen que el primer hombre de la flotilla de Colón en divisar América fue el lepero Rodríguez Pérez de Acevedo, que «logró ver tierra americana aún siendo noche cerrada», aunque si alguien ha popularizado dichos chistes ha sido el cómico Manuel Summers, que lo ha hecho de tal forma y manera, que le han convertido en hijo adoptivo de la localidad, ya que en Lepe se aceptan bien dichos chistes siempre que se cuenten con gracia.
Fruto de esa fama no es de extrañar entonces que cualquier noticia que salga en los medios de comunicación adquiera gran número de lectores, como la ocurrida el otro día cuando la policía local de Lepe interceptó un vehículo todoterreno que intentaba acceder a la playa de La Antilla a través de una pasarela peatonal con unos 200 botellines de cerveza en hielo en su parte posterior, por lo que el conductor fue informado de que se le iba a imponer una sanción de hasta 3.000 euros por acceder a la playa con un vehículo no autorizado, y digo yo que, siendo de Lepe, lo fácil para librarse de la multa hubiese sido decir que «llevaba las cervezas a la playa para hacer que las olas tuvieran espuma», contestación, que dado el caso, a nadie le hubiera extrañado, y que fácilmente hubiera colado, como coló el que un amigo mío se librara de ser sancionado al decirle al policía: «¿se imagina a mi suegra toda la vida diciéndome que iba borracho?»
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