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La Leyenda Negra es hegemónica en toda Hispanoamérica, pero tiene pies de barro porque es una mentira histórica. Por eso, con solo explicar la verdad, se cae como un castillo de naipes». Dice esto el argentino Marcelo Gullo Omodeo, profesor de la Universidad Nacional de ... Lanús y de la Escuela Superior de Guerra, Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad del Salvador y autor de estudios de postgrado en la Universidad de Ginebra y en la Escuela Diplomática de Madrid.
Hay una historia negra de España y de la conquista española de América que se enseña en todos los colegios y universidades del mundo. Hubo una guerra gigantesca, entre el protestantismo y el catolicismo, que ganó el bando protestante. Y como la historia la escriben los vencedores, las potencias protestantes la falsificaron. España no tiene nada por lo que pedir perdón porque la conquista de América fue uno de los mayores intentos por hacer prevalecer la justicia y los valores cristianos en una época brutal y sanguinaria.
El pueblo español no era un pueblo de santos. Eso no existe. Hubo españoles que en América fueron crueles y asesinos y hubo otros que fueron santos y héroes. Cuando se dice que España no tiene nada por lo que pedir perdón no se está diciendo que España no cometió errores. Pero, en honor a la verdad, cabe ha-cerse las siguientes preguntas: Si España conquisto América con el objetivo de saquearla, robarla y expoliarla, ¿cómo sostienen los partidarios de la Leyenda Negra que sembrara América de hospitales, de colegios y de universidades, todos ellos de primer nivel? ¿Por qué en esas universidades -pobladas de criollos, indios y mestizos- se enseñaba que el rey tenía que ejercer el poder como un padre y que, si no lo ejercía de esa manera, el pueblo tenía derecho a destituirlo e incluso a asesinarlo?
La Biblioteca del Colegio Máximo de San Pablo de Lima poseía en el año 1750 la increíble cifra de 43.000 libros. La biblioteca de la Universidad de Harvard tenía, por esas fechas, apenas 4.000 ejemplares.
Como dijo el Padre Jorge Mario Bergoglio en mayo de 1975, «nosotros, los hispanoamericanos, fuimos forjados por España, que, más allá de las contradicciones y los límites en la concepción histórica, nos deslumbra con sus Leyes de Indias, con la conciencia misionera de una mujer maravillosa que la historia daría en llamar Isabel la Católica. Sí, la misma que hizo devolver a Cristóbal Colón los indios que él había traído a Europa, porque nadie osaría tratar así a sus vasallos. Somos hijos de una gran conciencia. Porque la obra de España en América, más que una empresa, fue una Misión. Una misión del pueblo español que se volcó a estas tierras con lo mejor que tenía: con su cultura y con su fe. Una misión de los conquistadores que durante cincuenta años, durante medio siglo, recorrieron a pie el continente fundando pueblos y mezclándose, sin miedo, con los indios».
El indigenismo imagina un paraíso terrenal antes de la llegada de los españoles, pero lo que vivían los tlaxcaltecas en México o los mismos huancas en Perú era un infierno.
Williams Prescott calcula en 20.000 por año las víctimas sacrificadas por los aztecas en México, pero hay autores que elevan el número a 150.000 personas. La crueldad holandesa fue de tal calibre que Karl Marx escribió: «A la juventud raptada se la sepulta en mazmorras secretas, hasta que estaba lista para enviarla a los barcos esclavos. Donde los holandeses ponían el pie, la devastación señalaba su paso. Una provincia de Java, Banyuwangi, tenía en el año 1750 más de 80.000 habitantes; en 1811, solo había 8.000».
Los falsos profetas de Hispanoamérica: los señores Evo Morales, Pedro Castillo (recién detenido), Andrés Manuel López Obrador, Gabriel Boric y Gustavo Petro, creyéndose anti imperialistas, resultan ser la mano de obra más barata de la que han dispuesto el imperialismo anglosajón y el imperialismo internacional del dinero a lo largo de toda su historia.
Para ampliar los planteamientos de Marcelo Gullo Omodeo extractados aquí pueden leer sus obras principales: 'Patria' y 'Nada de lo que pedir perdón'.
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