¿Libertad o seguridad?
La tierra dormida ·
Secciones
Servicios
Destacamos
La tierra dormida ·
Torrelavega es una ciudad tranquila, equilibrada, iluminada con destellos en algunos instantes, en otros umbría, oscurecida por sus alargadas sombras, pero siempre acogedora durante las ... tormentas –unas veces madre y otras madrastra–, tierra abierta. Desde hace siglos ser torrelaveguense ha sido mucho más que un patronímico, es haber nacido en un lugar cincelado a martillazos sobre yunque, con el sudor de obreros y la tenacidad de sus comerciantes. Lugar donde lo mismo se presume de TTV (Torrelaveguense de Toda la Vida) que se da asilo a quienes llegan tratando de dar caza al anhelado, y tantas veces imposible, sueño del bienestar o de la libertad. Pero la generosidad también entraña riesgos y puede hacer crecer el miedo a quienes son distintos, porque el equilibrio perfecto es científicamente imposible. Hace unos días, varios vecinos de La Inmobiliaria, supieron qué es el pánico cuando un hombre decidió prender fuego a su vivienda –en una nueva versión de bonzo– mostrando con esa locura su desesperación ante su ruina económica. La familia es rumana y afortunadamente, al igual que sus atemorizados vecinos, se salvaron de la quema. Éste y otros episodios ocurridos en ese barrio alientan el miedo, cuando no el rechazo.
Este caso es la última versión gráfica de una ciudadela, de una proto-ciudad creada en el mismo corazón del municipio, un espacio ciudadano casi desestructurado ocupado por una micro sociedad aquietada a golpe de subvención y dádiva. Este barrio no es precisamente un remanso de paz ni un crisol de culturas de esos que harían palidecer al Toledo de las tres religiones, aunque haya quien desde los ambones o los prompters de los ya escuálidos mítines quieran mostrarlo así, en un ejercicio de buenísimo negacionista de la realidad. En La Inmobiliaria se ha ido favoreciendo el anidamiento desordenado sin aplicar una 'ostpolitik' que permita normalizar y armonizar las distintas procedencias y culturas, pero sobre todo, integrar a sus gentes. Contrariamente, se está modelando un espíritu misantrópico que aleja cada vez más a los migrantes, ya separados por un muro invisible. Dicen los pasiegos que de lo que no se habla, no existe. Es verdad.
Se precisan acciones que ayuden a conocer a estas personas en su verdadero perfil, sin apuntes edulcorados. Lo desconocido, lo radicalmente distinto, lo que no se comprende provoca miedo y prudente distanciamiento. Ese temor está impulsando el nacimiento de ideologías preservativas que ponen en entredicho valores democráticos que deben ser intocables. Muy poco se soluciona con consentimiento o condescendencia pero tampoco con la exclusión. No es cierto el aserto de que muerto el perro se acaba la rabia.
Una sociedad madura haría bien en examinar las consecuencias de las medidas que su miedo puede llegar a impulsar y debe mirar con lupa –escudriñar– aquellas que el poder puede llegar a adoptar en defensa de la seguridad y que pueden poner en entredicho la libertad. Asistimos a incitaciones para restablecer los controles a pesar de que los ciudadanos parece que quieren ir por otro camino: el número de españoles que priorizan la libertad a la seguridad ha ascendido un 60% en los últimos siete años según revela el estudio 'Evolución de la preferencia por la libertad y la seguridad entre 2009 y 2016', publicado por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas). La libertad y el miedo se concatenan en una extraña y absurda melé. Sí, debe ser cierto que el equilibrio perfecto es científicamente imposible.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La palygorskita, los cimientos del vino rancio en Nava del Rey
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.