UN LÍDER TRANQUILO
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En un momento como el actual de cacofonía perpetua, de ruido constante, de declaraciones sin contenido, de falta de lealtad, de luces cortas..., se echa en falta el sentido de la política que representaba Jaime BlancoQuiero vincular la figura de Jaime Blanco a tres elementos que considero cruciales de la reciente historia política de Cantabria: la transición de la dictadura al sistema democrático, la puesta en marcha y la consolidación de la autonomía en nuestra región, y la modernización de ... la economía. Podríamos añadir un aspecto no menor, la forma de entender y realizar la acción política.
La transición de la dictadura a la democracia en España ha sido uno de los hitos más importantes de la historia de nuestro país. Asistimos en estos momentos a un revisión frívola y peligrosa de aquel periodo. La Transición no la hicieron dos personas en un despacho repartiéndose el poder. Fue el fruto del empuje de una sociedad plural y diversa que quería superar la dictadura. Una sociedad que se vinculó a organizaciones políticas, sociales, cívicas, vecinales, estudiantiles..., que compartían un objetivo común: la democracia
El proceso no fue para nada fácil. Había un contexto de violencia y muerte. En parte provocado por los que se resistían al proceso, las fuerzas de extrema derecha y los aparatos represores del Estado, que pretendían cercenar cualquier aspiración de libertad. Jaime Blanco podía dar buena cuenta de ese contexto con la agresión recibida y su detención en los estertores del viejo régimen. Y otro provocado por la parte mas siniestra del terrorismo etarra con secuestros y asesinatos de, entre otros, figuras relevantes del estamento militar en una clara provocación que pretendía romper el impulso de la inmensa mayoría.
Ni unos ni otros lograron su propósito, pero esto fue así porque el impulso social estaba liderado por personas que tenían muy claro el objetivo, que sabían los límites de lo que se podía alcanzar y lo que no y se lo hacían saber, y compartir, a sus correligionarios, los que separaban el ruido de la sustancia y los que evitaban, y hacían evitar, las provocaciones. Uno de estos líderes fue, sin duda, Jaime Blanco, que en Cantabria lideró la fuerza decisiva en la izquierda regional. Liderazgos como el suyo evitaron el descarrilamiento del proceso de Transición.
Iniciado el sistema democrático había que organizar el Estado en virtud del titulo VIII de la Constitución. Es el debate sobre las autonomías. En Cantabria, y fuera de Cantabria, había fuerzas partidarias de la autonomía y otras que no. Comparto la opinión de que el respaldo del PSOE, liderado por Jaime Blanco, fue decisivo para alcanzar el autogobierno. Con la fuerza electoral del PSOE, y la escasa de otras fuerzas entonces, caso del PRC, difícilmente se hubiera alcanzado si Jaime Blanco no hubiera llevado al partido a esa posición y, como han dicho estos días algunos compañeros, no lo hubiera hecho entender a la dirección del partido federal, a la sazón Felipe González y Alfonso Guerra.
La autonomía hubo que conseguirla y después hubo que desarrollar todo el entramado legislativo e institucional para consolidarla. En este punto, la labor de Jaime Blanco al frente del PSOE también ha sido trascendental. Muchos de los andamiajes que todavía hoy conserva nuestra autonomía son fruto de sus aportaciones.
Pero la autonomía también hubo que dignificarla. En 1990, con años de desgobierno que ponían en peligro la propia existencia de la autonomía, Jaime Blanco lideró una moción de censura que dio lugar al Gobierno de Gestión que salvó a la autonomía de una deriva peligrosa y la llevó a su continuidad. He ahí también una contribución a la historia de nuestra autonomía.
España, y Cantabria en particular, heredaron una estructura productiva que en una buena parte estaba obsoleta, cuando no en ruina, fruto de la autarquía que impidió la constante modernización del tejido productivo. Con la llegada de la democracia se inició, y se intensificó después con la victoria abrumadora del PSOE, el proceso de reconversión industrial. El proceso tuvo una enorme incidencia en Cantabria. Prácticamente teníamos todos los sectores industriales afectados, y una gran contestación social. Visto en perspectiva era un proceso inevitable, en una economía abierta buena parte de nuestras empresas no podían competir.
Lo que ahora parece meridianamente claro no era tan fácil entenderlo entonces, máxime si atendemos a los costes sociales que comportaba que, en gran medida, se pudieron reducir por el papel de los sindicatos. En aquel contexto de movilización social, el PSOE de Jaime Blanco tuvo la determinación de defender, casi en solitario y con desgarros con la UGT, un proceso que a largo plazo ha sido beneficioso para nuestra economía. El papel de un líder se muestra en momentos como ese donde la templanza es un virtud de enorme valor.
En los tres aspectos que he repasado yo he compartido los grandes objetivos -democracia, autonomía y modernización económica-, pero no estaba entonces en el PSOE, y fui crítico en cómo afrontaba algunos aspectos de los tres apartados, y combatí, desde el ámbito sindical, la reconversión industrial. Lo que me lleva al cuarto punto comentado al inicio. La forma de entender y desarrollar la acción política de Jaime Blanco. En un momento como el actual de cacofonía perpetua, de ruido constante, de declaraciones sin contenido, de falta de lealtad, de luces cortas..., se echa en falta el sentido de la política que representaba Jaime Blanco.
Jaime argumentaba, sin argumentarios, la posición política y la mayoría de las veces te la hacia entender y compartir. Cuando no había acuerdo, tampoco había resquemor porque nunca había por su parte una descalificación agria.
Su visión era a largo plazo, midiendo siempre las consecuencias de una decisión, esto es, imperaba en él la ética de la responsabilidad. Fue con ese talante, a pesar de las diferencias antes señaladas, que en el año 1999 negociamos y acordamos ambos ir conjuntamente a las elecciones autonómicas, el PSOE e Idecan, y más tarde llegó mi incorporación al PSOE.
Todo esto lo hemos podido apreciar estos días en los testimonios de los propios y de los ajenos. Jaime Blanco ha sido un líder tranquilo con sentido de Estado que está en la historia política de Cantabria.
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