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Los alcaldes no reescriben la historia. Los regidores nos preocupamos por mejorar la vida de la ciudadanía y por tratar de llegar a consensos dentro ... de la Corporación. Durante las últimas semanas este Ayuntamiento ha sido objeto de críticas por la moción conjunta del bipartito -Unión por Liérganes y Pámanes (ULP) y PRC-, que se va a debatir y votar en el pleno ordinario de este jueves, 17 de septiembre.
Ambas formaciones llevan a pleno la retirada de la medalla de oro y el título de hijo adoptivo de Liérganes que, desde 1970, ostenta el que fuera ministro del Interior del Gobierno del general Franco: el general Camilo Alonso Vega. La calle que había en este pueblo en su honor fue suprimida en 2012 para cumplir con la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, conocida como Ley de Memoria Histórica.
Es en cumplimiento de esa ley, aprobada por el Congreso y sancionada por el rey, por la que este Ayuntamiento quiere acabar con vestigios del franquismo. De ahí, además, que se haya incluido en la moción plenaria la retirada, igualmente, de la cruz a los caídos. Los políticos deben gobernar, pero a partir de los informes de una Administración profesional. Por eso, este Ayuntamiento, el pasado enero, solicitó un informe a la Dirección General de Patrimonio Cultural y Memoria Histórica del Gobierno de Cantabria sobre la idoneidad de retirar la cruz. La respuesta, basada en la norma estatal, fue favorable a la supresión del monolito pétreo.
No soy ingeniero, pero me gusta tender puentes desde la moderación y la prudencia. Ninguno de los concejales que forma parte de esta Corporación ha visto pasear al general Alonso Vega por Liérganes durante su descanso estival en el Balneario. Yo si le recuerdo: caminando siempre con dos escoltas de paisano, y conversando con quien le preguntaba.
Quienes me conocen saben que huyo de sectarismos y las exclusiones. Pero algunos han visto en mí a un terrible villano, cuando, en realidad soy un defensor de la justicia y de la igualdad. Un alcalde o un vecino/a, está obligado a cumplir siempre con la ley, le guste o no. ¿Alguien puede imaginar que me negara a casar a una pareja homosexual? Una ley estatal recoge esa opción, y nadie está por encima.
No voy a juzgar la carrera militar o política de Alonso Vega. Ni tampoco si hizo mucho o poco por este pueblo. Ni siquiera si la cruz a los caídos -con la inscripción «¡Caídos por Dios y por España, Presentes!»-, es un monumento esencial del paisaje urbano de Liérganes. Quién soy yo para juzgar al que fuera ministro, o si la cruz es un elemento intocable de la tradición judeocristiana, y su retirada un ataque a los católicos.
La fe que aprendí de mis padres y abuelos no la he perdido. Tengo las dudas de don Manuel, el sacerdote de «San Manuel Bueno, mártir», la genial novela de Unamuno que desde que la leí por primera vez en el instituto de Castañeda he releído una decena de ocasiones. Mi única nieta, nacida en Salamanca, está bautizada en la parroquia de san Pedro Ad Víncula, de Liérganes, para alegría de sus abuelos y bisabuelos cántabros.
Por tanto, ni reescribo historias, ni denigro a los ministros que aquí veraneaban, ni, por supuesto, ataco las convicciones de los católicos/as de Liérganes. Todo mi respeto, por supuesto. Pero como alcalde asumo íntegramente la moción firmada por los portavoces de la ULP y el PRC. Un texto alejado de ataques a personas o instituciones. Una moción técnica, en suma, que se limita a cumplir con la Ley de Memoria Histórica. El expresidente Mariano Rajoy tuvo cuatro años de mayoría absoluta y no tocó ni una sola coma del texto de Rodríguez Zapatero. Tiempo tuvo para ello.
La moción llega a pleno por segunda vez porque, en agosto, el PP alegó «motivos laborales» de sus cuatro concejales para no asistir al pleno. Vamos a ver si ahora cumplen con la obligación de asistir a las sesiones. El PP ha adelantado que no está a favor de retirar los honores a Alonso Vega. Llega ahora el momento de defender y votar esa postura en el pleno del Ayuntamiento.
La verdad es que el PP de Liérganes tiene un serio problema desde el pasado año. Y es que su portavoz se aburre en el Ayuntamiento. Perdió las elecciones -su líder fue alcalde durante 12 años-, bajó en número de concejales y desde entonces la vida municipal le interesa poco tras el pacto ULP-PRC. No ha vuelto por el Ayuntamiento desde el pleno del 19 de diciembre. Ni una llamada tampoco de apoyo durante los momentos duros de la pandemia por coronavirus. Estamos pendientes de ver qué hace ahora el PP. Al tiempo...
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