La literatura de la peste

Grandes escritores han dejado obras maestras inspiradas en las pestes que a lo largo de la historia han asolado a la humanidad. Esta nueva edición de los viejos males también comienza a producir libros. El primero que ha llegado a mis manos se titula 'Contigo en la distancia' -editorial Ediciones irreverentes en su colección Rara Avis- y me lo ha enviado su autora Anunciada Fernández de Córdova. Es una obra calidoscópica en la que se combinan varias técnicas narrativas: la reflexión personal, la reproducción de documentos ilustrativos y el propio diario. El testimonio personal queda relatado con una prosa elegante, precisa y de eco poético. La autora es una diplomática, actualmente embajadora de España en Hungría, que ha recorrido medio mundo, publicado libros de relatos y poesía y que tiene una profunda vinculación con Cantabria.

'Contigo en la distancia', un bolero compuesto por César Portillo de la Luz, un habanero universal, le sirve a la autora para enfocar este libro que relata como ha vivido la primera ola de la pandemia en España desde Budapest, donde ejerce de embajadora. El libro comienza con una data: once de marzo de 2020 y concluye en el domingo tres de mayo. Anunciada Fernández de Córdova presenta la cara positiva del trabajo diplomático, en ocasiones tan denostado, cuando explica la tarea desarrollada para ayudar a los jóvenes estudiantes con beca Erasmus a los que el cierre de fronteras, producido por el covid-19, dejó atrapados en Hungría con pocas opciones para regresar a España o para seguir sus estudios desde donde se encuentran. Un caso concreto de los asuntos que se presentan en las embajadas es llamativo: un transportista español telefonea a la embajada desde la frontera entre Eslovenia y Hungría. Trata de cruzar lo antes posible porque lleva los cadáveres de tres rumanos que deben enterrados en su tierra. No tiene refrigeración y el tiempo apremia. Finalmente, las gestiones de la embajada solventan el problema y los cuerpos de los tres ciudadanos rumanos descansan en paz.

Anunciada Fernández de Córdova tiene un doble anclaje con Cantabria. Por una parte, es la embajadora que ejerce en el país en el que Ángel Sanz-Briz salvó la vida de miles de judíos durante la ocupación nazi, en el final de la Segunda Guerra Mundial. Sanz-Briz estaba casado con la cántabra Adela Quijano que colaboró en la tarea de salvar vidas, unos hechos que el gobierno de Israel agradeció con el nombramiento de «Justo entre las Naciones», el máximo honor del país.

Por otra parte, la embajadora tiene una relación directa con nuestra comunidad. Desde hace décadas veranea en Ruiloba donde tiene una casa y aprovecha todas las ocasiones posibles para venir a nuestra tierra. Si aplicamos la fórmula del presidente Revilla de que cántabros son no solamente los nacidos aquí, sino quienes viven y quieren a Cantabria, se puede afirmar sin duda alguna que Anunciada Fernández de Córdova es cántabra.

El libro recién editado es, en buena parte, un ensayo sobre la realidad de Europa. Escribe la embajadora en la entrada correspondiente al día dos de abril. «Los insolidarios moralistas del Norte de la Unión Europea (Países Bajos y Alemania) me sublevan dando lecciones de Derechos Humanos siempre que no se toque el bolsillo, ellos que son los que más se benefician del Mercado Único».

Junto a pensamientos de largo alcance también la autora relata anécdotas interesantes, como el acoso que padeció por el entonces presidente de Ghana, J. J. Rawlings, cuando asumió su primer destino como Secretaria de Embajada de ese país africano. Un acoso completamente inapropiado y peligroso. Fue su bautismo de fuego en las tareas diplomáticas.

En agosto, Anunciada Fernández de Córdova es habitual de las tertulias-desayuno que, dos veces por semana, se desarrollan en el hotel restaurante Joseín, sobre la playa de Comillas. Allí se reúnen empresarios, periodistas, editores e intelectuales que residen habitualmente en Madrid o Barcelona. Si se pudieran emitir por televisión serían, sin duda, programa de máxima audiencia.