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Dos religiosos fumadores, jesuita uno y franciscano el otro, acudieron al Vaticano a una audiencia con el Papa. Cuando salieron a la Plaza de San Pedro, el jesuita salía sonriendo y el franciscano casi llorando. Así que otro que había ido con ellos a Roma ... les preguntó la razón de tantas emociones. Y el franciscano dijo: «Pues yo le he preguntado al Santo Padre si puedo fumar mientras rezo, y me lo ha prohibido tajantemente, porque rezar es una cosa muy seria». A su vez, el radiante jesuita declaró: «Pues yo le he preguntado si había algún inconveniente en rezar mientras fumo, y me ha contestado que todos los momentos son buenos para rezar». Así, una misma acción puede estar bien o mal vista según como se vea.

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eldiariomontanes El lobo fumador