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En estas líneas intentaremos explicar la situación actual en los centros educativos de Cantabria y el ánimo o des-ánimo del profesorado ante la implantación, a marchas forzadas, de la nueva Ley Orgánica 3/2020, más conocida como LOMLOE.
La ley se publicó en el ... BOE el 30 de diciembre de 2020, estando prevista su entrada en vigor a partir del curso 2022-23. Los docentes conocimos los decretos que regulan su aplicación en verano de 2022. El decreto de Infantil y Primaria se publicó el 13 de julio y el de Secundaria y Bachillerato el 5 de agosto. Y este es uno de los orígenes del problema que se ha generado en nuestras aulas. Los responsables educativos han dejado hasta última hora la publicación de las instrucciones que regulan la aplicación de la nueva ley, descargando toda la responsabilidad en el profesorado y poniendo a los docentes en una situación límite. No se pueden hacer las cosas peor.
No solo se cambian aspectos del sistema educativo, cosa que debería hacerse con calma, de forma reflexiva y serena, sino que se pretende que se cambien con apenas tiempo para preparar las nuevas programaciones, documentos y forma de trabajar en las aulas... con el curso empezado. Es como si quisieran reparar un vehículo en marcha.
Además, el Gobierno actual ha pretendido «solucionar» los problemas del sistema educativo español cambiando la ley sin consenso, sin pacto y sin escuchar a los profesionales: los y las docentes. Y como siempre, la «mejor» forma de hacerlo es derribando todo lo que ha construido el gobierno anterior para construir un nuevo edificio que, paradójicamente, se parece muchísimo al anterior.
No negaremos que el sistema educativo tiene problemas, pero estos no son la falta de leyes, sino la falta de recursos, tanto humanos como materiales, para alcanzar los objetivos que esta ley y todas las anteriores imponen a los docentes. Tenemos ratios muy altas, y demasiadas horas lectivas, mientras las tareas burocráticas y los nuevos retos aumentan de forma exponencial.
¿Y cuáles son las novedades de esta nueva ley? Si se analiza en profundidad, no hay grandes cambios en cuanto a la estructura y propuestas de enseñanza con respecto a normativas anteriores. Sí que existen muchos cambios relacionados con la implantación generalizada de determinadas metodologías, y por el uso indiscriminado de terminología que pretende dar una pátina 'científica' al asunto. Así, aparecen términos conocidos junto con otros totalmente nuevos: objetivos, competencias clave, competencias específicas, descriptores operativos, perfiles de salida, situaciones de aprendizaje... y, sobre todo, siglas: DUA, CCL1, STEM2, CD3, CCEC4...
Entonces, ¿Por qué hay tanto malestar entre el profesorado?
Hemos detectado un descontento generalizado entre el profesorado cántabro por el fondo y las malas formas de la aplicación de la LOMLOE. Se ha generado una ingente cantidad de trabajo burocrático. El profesorado tiene que dedicar muchísimo tiempo a modificar documentos de trabajo para adaptarlo a la nueva normativa, y todo ello, mientras tiene que seguir con sus clases y sin haber recibido una formación adecuada por parte de la Consejería de turno.
Además, la aplicación de las evaluaciones está creando muchos problemas, ya que la elaboración de los documentos es compleja y farragosa. Se exige a los docentes el cumplimiento de unos plazos que la propia Consejería no cumple. Mientras los docentes tenemos que aplicar ya las evaluaciones, la Consejería ni siquiera ha adaptado la plataforma YEDRA para introducir las notas según establece la propia ley. Por si fuera poco, los docentes tenemos que tener preparados los criterios de evaluación y calificación para informar a las familias de la evolución de los alumnos, y la Consejería no dará el visto bueno a estos criterios hasta el mes de enero. Parece que la ley solo tenemos que cumplirla los docentes.
Hay que decir que el profesorado de nuestra región está altamente cualificado, y todas las «innovaciones» que se introducen en la ley, se llevan poniendo en práctica en nuestras aulas desde hace muchísimos años, y se enseñan en las facultades de magisterio desde hace décadas. Sin embargo, parece que hay un interés por parte de algunos por vender la imagen de que en los centros educativos se trabaja como en el siglo XIX, y esta ley ha venido a modernizar el sistema educativo con técnicas «supernovedosas». Sin embargo, ni las técnicas son tan novedosas, ni se está inventando la rueda. Las técnicas de enseñanza tradicionales no son malas por ser antiguas, ni la innovación es buena por sí misma. Se trata de innovar para mejorar, no por el mero placer de hacerlo.
Existe un cansancio y un hartazgo generalizado entre el profesorado por la forma en que se nos trata por parte de las autoridades. Se nos imponen cambios, nuevas tareas, nuevas funciones que aumentan nuestra carga de trabajo, y que hacen más difícil la tarea diaria. Cada día hay más planes, programas y proyectos que se suman a la cantidad ingente de tareas a las que nos tenemos que enfrentar los docentes. Parece que las autoridades educativas han asumido que somos hombres y mujeres orquesta que de todo sabemos y valemos para todo, en especial cuando se trata de la última ocurrencia del político de turno. Y todo ello, sin modificar nuestras condiciones de trabajo. Seguimos teniendo los mismos problemas a diario en las aulas, pero cada vez más trabajo y más cargas laborales, pero ninguna respuesta eficaz por parte de nuestros gobernantes.
Desde ANPE-Cantabria exigimos una bajada generalizada de las ratios en las aulas así como una reducción significativa del horario lectivo, si lo que se quiere de verdad es alcanzar los objetivos planteados por esta nueva norma, sobre todo en lo relacionado con la atención a la diversidad. En las condiciones actuales es imposible garantizar la atención individualizada que la ley nos exige. No es de extrañar pues el hartazgo generalizado entre el profesorado, que ha llegado a materializarse en quejas formales por claustros al completo en varios centros de nuestra región.
El motivo último de esta tribuna es transmitir desde ANPE-Cantabria a la administración, una vez más, la situación de cansancio y desesperación que tenemos los docentes con unas autoridades que no escuchan, no atienden e imponen cada vez más trabajo a los docentes. Docentes que, a pesar de dicho cansancio, siguen siendo profesionales y respetuosos con la legislación y responden adecuadamente a las demandas de la sociedad, pero que necesitan ser escuchados y respetados. No se puede mantener esta situación de forma indefinida.
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