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Opinión

El dolor invisible

Sin alcanzar a ser un héroe, Salvador Puig Antich fue mártir. Ni más ni menos

Martes, 23 de abril 2024, 07:07

Al final de 'Hasta el último aliento' –su excelente crónica de la vida, muerte y leyenda de Salvador Puig Antich– admite con admirable honestidad Manuel Calderón que, frente a la visión de la vida como un conflicto entre ricos y pobres, que tanto le tienta ... al reconstruir la peripecia de aquellos jóvenes acomodados de Barcelona que se metieron a guerrilleros anarquistas, quizá la cuestión sea más simple: «Hacer el bien o no hacerlo. Hacer lo justo. O, en todo caso, no hacer el mal cuando se puede evitar». La reflexión le surge a Calderón al comprobar que el hermano de Antonio Anguas –el subinspector de Policía de veinticuatro años, proveniente de un humilde barrio sevillano, que murió en el curso de la detención de Puig Antich– rehúsa darle mayor importancia a la extracción social de aquellos jóvenes.

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