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La salud no es un derecho. Es un derecho la atención sanitaria. La salud es una condición deseable que depende de muchos factores. En primer ... lugar, la suerte en herencia genética. En segundo lugar de nuestros hábitos: actividad física, alimentación, consumo de tóxicos, como alcohol, tabaco y drogas, práctica de actividades de riesgo, seguimiento de consejos de salud y calendarios vacunales. Depende también de nuestra suerte y, por último, de la atención sanitaria proporcionada cuando y como la necesitamos.
La atención sanitaria es universal en nuestro país y debe ser adecuada al problema del paciente. Si este es urgente la atención debe ser urgente, incluso inmediata. Si el problema no es urgente, y la espera no perjudica seriamente, no debe haber problema en esperar para ser atendido. A pesar de ser médico del Hospital Marqués de Valdecilla, un privilegio como profesional y como paciente, cuando he precisado atención no urgente he esperado mi turno normal para una prueba o consulta, sin sentirme por ello mal atendida. Cuando la he precisado urgente, ésta ha sido muy rápida y eficaz. En ambos casos la atención ha sido excelente en todos los sentidos.
Así como durante la situación de alarma sanitaria la población entendió la necesidad de priorizar la atención y evitar frecuentar los centros sanitarios por problemas leves y demorables, ahora esta sucediendo todo lo contrario. Parece que, desde todos los puntos, se está intentando tensionar el sistema. Los pacientes exigen atención inmediata, muchas veces por problemas no urgentes, porque están preocupados. Determinados colectivos profesionales intentan mejorar ahora su situación laboral, algo legítimo pero que no ayuda en este momento. Los grupos políticos atacan al adversario, al que atribuyen la culpa de los problemas sanitarios actuales.
Desgraciadamente, además, a pesar de los grandes avances, una atención sanitaria excelente no logra en muchas ocasiones resolver el problema del paciente. No solo en el caso de entidades mortales irresolubles, sino de muchos procesos degenerativos, desde problemas neurológicos, como las demencias o el Parkinson, a la simple artrosis o degeneración articular, que llena consultas de atención primaria y especializada. En algunos casos existe posibilidad de alivio o tratamiento, muchas veces con la colaboración activa del paciente: ejercicio físico, bajar peso, uso de bastón… pero no hay un tratamiento curativo que devuelva dicha articulación a la normalidad, del mismo modo que no podemos curar la calvicie ni la senectud. En muchas ocasiones ni siquiera son necesarios costosos estudios de imagen, como la resonancia magnética, para tomar la actitud terapéutica más adecuada.
Las necesidades de atención sanitaria van a seguir creciendo debido al aumento de esperanza de vida y la supervivencia de pacientes con procesos crónicos, graves y discapacitantes. Serán necesarios mas profesionales, pero también soluciones innovadoras en gestión y atención. Las herramientas telemáticas deben verse como una oportunidad, un complemento de lo presencial para mejorar la atención personal, evitar desplazamientos innecesarios y mejorar el control del proceso por el propio paciente y el profesional sanitario. En la mejora de la salud y la prevención será necesario contar, además, con la colaboración de educadores, preparadores físicos y comunicadores en salud entre otros.
En estos momentos todos debemos apoyar el funcionamiento del sistema sanitario, con responsabilidad, tal y como lo apoyamos durante la pandemia. Los pacientes consultando lo realmente necesario en el sitio adecuado. Si el problema no es urgente no se debe acudir a urgencias. Si estamos pendientes de una consulta o control, esperando nuestra cita y acudiendo a ella. Es necesario avisar con antelación cuando sea imposible acudir. Desgraciadamente, las inasistencias a consultas médicas son frecuentes y esta insolidaridad agrava las listas de espera.
También parece haber margen de mejora en la gestión. Los gobiernos y gestores sanitarios deben emplearse en implantar nuevas tecnologías, reformar sistemas obsoletos de contratación y en preparar el futuro. Hay déficit de profesionales de múltiples categorías y para formar un médico especialista son necesarios más de 10 años. No existe un censo de especialistas a nivel nacional con previsión de jubilación en los próximos años. Algunos profesionales marcharon a otros países de la UE y el retorno es difícil. La experiencia o tiempo trabajado en otros sistemas de salud europeos no puntúa para las listas de contratación de los sistemas sanitarios públicos españoles. Hay déficit de médicos de familia, pero sabemos que muchos trabajan en servicios de urgencias hospitalarios. Es decir, las previsiones para esta especialidad deben ser suficientes para cubrir las necesidades de dos finalidades diferentes.
Los profesionales sanitarios debemos seguir trabajando por la salud de todos, incluyendo la del propio sistema sanitario, al que vemos desde los dos lados, como profesionales y como pacientes, que todos somos o seremos en algún momento.
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