Autoficción literaria

Pienso en Ricardo Menéndez Salmón con 'No entres dócilmente en esa noche quieta', o Azahara Alonso con 'Gozo'. Un poco más atrás en el tiempo, Giralt Torrente escribió sobre la relación con su padre en 'Tiempo de vida'. Sin extenderme en una larga relación, entre las novedades editoriales la novela de Alberto Santamaría 'Barrio Venecia', las memorias de Ian Gibson 'Un carmen en Granada', y el libro de relatos de Pedro Almodóvar 'El último sueño'. Este, ya en sus primeras declaraciones lo deja claro: «Hay algo de mi intimidad que aflora detrás de estos relatos». El autor ya no se esconde en la escritura. Aflora su memoria, sus recuerdos y no se oculta en la ambigüedad de la narración para que el lector interprete. ¿Ausencia de imaginación creativa? ¿La realidad vivida se impone a la ficción? Coinciden estas publicaciones con la inclusión en los medios de extensas entrevistas en las que los invitados exponen ampliamente su trayectoria vital o aspectos de la misma sin pudor. ¿Necesidad de contar? ¿Ajuste de cuentas con el pasado? La intimidad desvelada.