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Tiempos difíciles los que estamos atravesando. Las economías domésticas se resienten de la crisis. El alza de los precios obliga a utilizar la cartera con ... prudencia y renuncias. Y como todo en la vida, a unos les va peor que a otros. Hablemos de las familias con parados pese a las ayudas anoréxicas. Y hablemos también de muchos inmigrantes. Colas para comer en la Cocina Económica, entregas de comida realizadas por diversas asociaciones solidarias con la colaboración de voluntariado. No es extraño que cada vez haya más personas pidiendo unas monedas por la calle. A saber qué sucesión de episodios les llevó a ese estado. Algunos afirman un territorio propio y están siempre en el mismo lugar. No es rara la imagen que recuerda a Charlot en 'Vida de perr' con un canino a su vera. Los hay que disimulan su petición de ayuda interpretando música con algún instrumento. Por ejemplo, ese andino de la calle Burgos con una flauta de pan y un bombo. A mí me llama la atención un hombre que está todas las mañanas sentado junto a los contenedores de la basura o apoyado en la pared de una institución financiera en San Fernando a la altura de Narciso Cuevas. Es rumano y lleva diez años en Santander. Tiene tres hijos, tres hijas y ocho nietos. Pacientemente está haciendo punto. Elabora chalecos de diseño propio de vivos colores para perros. No se dirige a los viandantes, acaso levanta la mirada tímidamente cuando pasa uno y saluda con un amable gesto. Las manos con las agujas. Habla un poco español. Me cuenta que su madre le enseñó a hacer punto cuando tenía 9 años.

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