Otero en Torrelavega

Recuerdo una en la antigua sala del Banco de Bilbao. Con Aurelio García Cantalapiedra su relación fue muy intensa y antigua, procedía de los tiempos de la generación de Proel. También fue muy estrecha su relación con el doctor Manuel Teira, que le revisaba ese corazón del que nacía la ternura con la que esculpía su personal bestiario. Asimismo. hubo un afecto recíproco entre Julio Sanz Saiz y él. Julio le hizo un retrato a lápiz y tenía en su casa una excelente cabeza en escayola del poeta Jesús Cancio esculpida por Otero. Del mismo modo, cálida amistad con el abogado Emilio de Mier y con la poeta Gloria Ruiz. Además de los vínculos afectivos señalados y tantos otros que podrían añadirse, Otero está presente con varias esculturas. En la iglesia de la Virgen Grande hay un relieve titulado 'Dejad que los niños se acerquen a mí'. Y en el parque Manuel Barquín podemos contemplar la fuerza y la nobleza de un toro de grandes dimensiones.