Patios escolares

¿No habría forma de incorporar alguna representación de la naturaleza sin que necesariamente interfiera en los juegos o deportes que tienen lugar en ellos? Estoy seguro de que a Germán Castellanos se le ocurriría alguna idea. La medida mejoraría la imagen que los centros educativos tienen últimamente. Murales y bandas de color en las fachadas y en los interiores iluminan los edificios y los hacen más alegres. Quienes somos de la generación de los cincuenta y asistimos a las aulas de las Escuelas Nacionales (yo estudié en las de Sierrapando), recordamos la grisura y la tristeza propias de los tiempos de la escasez de medios.

Afortunadamente hoy lo lúdico es una componente más de lo formativo y contribuye a que los alumnos se acerquen a los pupitres con más ilusión, por más que estudiar siga siendo un esfuerzo no siempre deseado. La presencia de jardineras, parterres con determinadas plantas resistentes, de arbustos o de otras especies, color y aroma en estos días de primavera, conformaría un entorno más grato.