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Sentimiento en los regalos

Nos proyectamos en los regalos que hacemos. Luego serán recuerdo, memoria viva

Jueves, 28 de diciembre 2023, 07:03

Un dólar y ochenta y siete centavos. Eso era todo. Céntimos ahorrados, uno por uno, discutiendo con el almacenero y el verdulero y el carnicero hasta que las mejillas de uno se ponían rojas de vergüenza. Y al día siguiente era Navidad. Ella dejó de ... llorar. De repente se alejó de la ventana y se paró ante el espejo. Soltó con urgencia su cabellera y la dejó caer cuan larga era y brilló como una cascada de pardas aguas. Se puso su vieja y oscura chaqueta, su viejo sombrero, abrió nerviosamente la puerta, salió y bajó las escaleras para salir a la calle. Donde se detuvo se leía un cartel: «Mme. Sofronie. Cabellos de todas clases». ¿Quiere comprar mi pelo? preguntó ella. Veinte dólares, dijo Madame. Y ella empezó a mirar en busca del regalo para él. Al fin lo encontró. Era una cadena de reloj, de platino, de diseño sencillo y puro. Cuando llegó a casa, miró su imagen en el espejo con ojos críticos, largamente. La puerta se abrió y entró él. Sus ojos se fijaron en ella.

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