Sniace

Una de las preguntas habituales que se hace a los torrelaveguenses por parte de los que llegan a la ciudad después de un tiempo fuera ... es cómo está lo de Sniace. Desconocen el desenlace. Bueno, el más importante, el cierre definitivo. Quedan los flecos de las últimas negociaciones en manos de los concursales. La pregunta la hacen también los amigos que circulan por la autovía que rodea al complejo y desde ella ven, como los viejos decorados de las películas del oeste que se rodaban en Almería, las fachadas de unas arquitecturas abandonadas por el cese de la actividad laboral y el provocado por el paso del tiempo. Impresiona ver el espacio convertido en un escenario vacío. Con la imaginación recordamos su periodo de esplendor: camiones entrando y saliendo, las chimeneas echando humo… Sí, también los malos olores, felizmente luego superados. Ahora es como un órgano del cuerpo humano, pero perteneciente al cuerpo industrial que sufrió unas alteraciones, se trató con diversas y dolorosas terapias que a la postre resultaron inútiles;el resto del organismo se resintió de ellas, pero se daban por buenas si al finar se recuperaba. Esperanza imposible. Se amputará el órgano, se derribarán los edificios y quedará la cicatriz. Las nuevas generaciones quizás pregunten qué hubo ahí. Los descendientes de quienes allí trabajaron recordarán lo que les contaron sus abuelos o padres. No habrá más penas ni olvido. Sería lamentable que esos espacios, exteriores e interiores, no quedasen debidamente documentados con imágenes tanto fotográficas como de vídeo y catalogadas en piezas museables. Incluso los procesos productivos. Hay aún muchos trabajadores que podrían comentar las funciones que realizaba cada uno, memoria de su vida laboral. Documento científico, empresarial y social. Historia de la ciudad.