En defensa del turismo

Muchas regiones y ciudades que quieren ser polo de la economía del conocimiento y de la innovación se cuidan de tener una buena propuesta turística que atraiga a trabajadores cualificados. La oferta cultural, gastronómica y de ocio que disfrutan los habitantes de destinos turísticos es imposible de mantener sin el consumo de aquellas personas que nos visitan. Y nuestro punto de partida es estupendo, con una excelente posición de Cantabria y Santander.

Empezando por esta última, Santander tiene el privilegio de formar parte de las 22 ciudades españolas analizadas y puntuadas en competitividad turística por Exceltur, la patronal del sector turístico. Nuestra capital se mantiene invariable en el puesto número 3 entre las ciudades pequeñas, la número 6 en 'Entorno Urbano y Vida Local' y la número 15 del total (en una lista en la que hay gigantes turísticos como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Palma, Málaga...). El estudio, que ya ha sido analizado por El Diario Montañés, es muy interesante porque utiliza criterios técnicos en un amplio número de variables.

Para dar aún más luz a los lectores, hay que señalar que el informe aumenta la exigencia y requisitos para la puntuación en cada periodo de análisis. Así, una menor puntuación no significa que las cosas se hayan hecho peor que en el periodo anterior. Hay ciudades en el ranking con un desempeño turístico espectacular, como el caso de Málaga, que han reducido su puntuación. Lo mismo le ha ocurrido a Santander e. igualmente, a la mitad de las ciudades.

Esto también se debe a que hay algunos requisitos de valoración en mi opinión muy discutibles. A saber, la necesidad de distribuir productos turísticos concretos en una web institucional, otros que simplemente no dependen del municipio (la conectividad ferroviaria de alta velocidad), y otros en los que se hace simplemente una valoración inexplicable. Por ejemplo, se reduce la puntuación del peso del turismo en la organización municipal de Santander cuando la Concejalía de Turismo se acaba de reforzar con una nueva gerencia especializada, hay un Plan de Turismo, contrataciones específicas de promoción, etcétera. El informe también reduce la puntuación en oferta de ocio y gastronomía, lo que contrasta notablemente con la amplia actividad de la Concejalía de Festejos y el evidente incremento del número de locales de restauración en la ciudad, algo difícil de discutir.

En suma, debemos tener una visión muy positiva de la posición turística de Santander, algo impensable hace 25 o 30 años, cuando lo difícil era 'llenar' los fines de semana'.

Igual que Santander, Cantabria también puede mostrarse orgullosa de su desempeño turístico. Nuestra comunidad autónoma ha logrado un extraordinario grado de fidelización de clientes aún en el peor contexto de la pandemia. En 2022 se retomó la senda de crecimiento de turismo internacional y somos claramente el destino más turístico del norte de España (con el mayor ratio de turistas por habitante). Recursos como el Parque de Cabárceno son un puntal del empleo y atracción turística y, seguro, la envidia de nuestros vecinos.

Santander y Cantabria tienen hoy una carga turística muchísimo menor que la de destinos del Mediterráneo o Canarias, y gracias a eso tenemos la ocasión de reflexionar estratégicamente sobre el turismo que queremos y su papel en nuestra economía. Y en esta reflexión tenemos que identificar bien las áreas de mejora, que en mi opinión no están tanto en la gestión turística sino en otras cosas como el urbanismo, la disciplina de convivencia o los recursos exclusivos para los residentes.

Y ahora sí (y para polemizar,) el orgullo cuando compañeros profesionales de la vecina Bilbao de visita en Santander te dicen: 'Estamos más a gusto aquí que en San Sebastián'.