Lula, en la barra de bar

Pudiera usted pensar que el tema elegido por la cuadrilla giraría en torno a la guerra, a la subida de los carburantes, al paro de los transportistas o al desabastecimiento de productos en los supermercados y en las industrias. Nada de eso.

Pensará entonces que lo mismo los tertulianos de la barra estarían hablando de algo más local, por ejemplo, del plan para la integración ferroviaria que acaban de resucitar y que ha provocado el enésimo lío en el bicéfalo equipo de gobierno de la capital. Muy aburrido, debía pensar la cuadrilla.

Así que por esa misma razón descarten también que el tema de conversación elegido fuera el de la protonterapia. Y ahora mucho menos cuando ven cómo nos empiezan a adelantar otras comunidades autónomas en la carrera por los protones. ¿Hablarían entonces de las dimisiones en Sanidad? Tampoco, no acabarían en toda la mañana. Menudo desastre.

Quizá era una cuadrilla más de deportes y se había puesto a echar cuentas de lo que le queda al Racing para lograr el ascenso. Negativo.

¿Pues de qué hablaban entonces? De Lula, la perrita de nueve años que fue protagonista en el «sí quiero» más mediático del Palacio de La Magdalena. ¿Y qué decían? Dejémoslo en que los novios no salían bien parados. Así es la cuadrilla, que no se casa con nadie. Ni con el exministro.