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Conviene explorar con ejemplos la evolución en la estructura de las explotaciones y el cuadro global de la cadena lechera, mediante el análisis de los que se encuadran en la economía de escala. Entre nosotros frecuentemente surge la cuestión de las macroexplotaciones de leche ... y la réplica en contra de las organizaciones ganaderas, subrayando el daño a las explotaciones existentes. La economía de escala ha favorecido el aumento de dimensión de las explotaciones, en el marco del proceso de reestructuración de nuestra ganadería vacuna lechera.
Respecto a las estructuras, la producción en el mundo se concentra en hatos de mayor número de vacas, pero con diferencias importantes. En la UE, si en Dinamarca el 92% de las vacas están en explotaciones con más de 100, en Holanda es el 60% y en Alemania el 50%, baja en Francia, 31%; España, 30% e Irlanda 9%. Estos porcentajes suman una parte importante de la recogida, incluso en Irlanda donde ese 9% supone el 25% de la recogida total. El número medio de vacas por explotación en la UE es entre cinco y diez veces menor que el de EE UU.
En EE UU el incremento en el número de explotaciones con miles de vacas, particularmente en el oeste (menores costes laborales y de instalaciones, menos limitaciones medioambientales), reúne la mitad de la recogida. Las economías de escala dirigen la consolidación y expansión del sector, con 37.500 explotaciones; ese número disminuye cada año (6,9% en 2018). Crece la cantidad de leche producida en las grandes explotaciones, detectándose que estas toman pujanza en estados no caracterizados anteriormente por ser productores.
El último Censo de Agricultura (2017) evidencia la celeridad del cambio: en 2017 , el 55% de la leche procedía de explotaciones con más de mil vacas, mientras en 1997 no llegaba al 20%. EE UU posee tierra, infraestructuras y tecnologías avanzadas para continuar la expansión de su producción lechera en condiciones muy competitivas.
China está optando por explotaciones grandes de miles de vacas y desalienta los hatos de pequeña dimensión. Entre 1997 y 2007 se había duplicado su censo de vacas y cuadruplicado su producción lechera, principalmente a partir de pequeños hatos de menos de 10 vacas. Tras el escándalo de la melamina (2008), cambió de política: alienta la concentración e integración de producción y transformación industrial de la leche, apoyando el desarrollo de unidades con varios miles de vacas. La política gubernamental apuesta pues abiertamente por las economías de escala.
El modelo de explotaciones grandes está calando en el mundo. Todos los meses llegan noticias informando. En marzo, los ejemplos de Rusia, que en un complejo lechero va a juntar 16.000 vacas, o Vietnam, que en el delta del Mekong activará un complejo lechero integral para preparar leche líquida con la recogida de 10.000 vacas mantenidas en explotación cerca de la instalación, más la de otras 20.000 de los ganaderos del área.
En España el protagonismo de la macroexplotación corresponde a la de Caparroso (Navarra), de la empresa Hibridación Termosolar Navarra S.L y Valle de Odieta. En 2019, el Gobierno navarro aprobó un decreto que limitaba el tamaño de las explotaciones ganaderas de bovino. En base a él, denegó dos veces la autorización ambiental para ampliar la explotación de 3.450 a 7.200 vacas solicitada por la empresa. El Tribunal Superior de Justicia de Navarra, ante el recurso de aquella, sentenció estableciendo que un decreto foral es insuficiente para regular ese tipo de limitaciones y que se precisa mandamiento con rango de ley. En tanto, sin esa Ley de ámbito autonómico o nacional, no existe impedimento para aprobar la ampliación. La respuesta del Gobierno navarro ha sido adecuar el marco legal a las exigencias de la sentencia. Impedirá la instalación de explotaciones de estas dimensiones modificando su Ley de Sanidad Animal.
La asociación soriana Hacendera aclaró en su momento algunos términos de dicha sentencia. Que esta «reconozca el derecho de la empresa a ampliar Caparroso no significa que lo apruebe, ni que esté de acuerdo con ese modelo». Simplemente aplica las leyes vigentes. Y estas frecuentemente se quedan atrás.
El cambio climático es, con la pandemia, el mayor problema de la humanidad. La ganadería industrial con el número de vacas que se pretenden en el proyecto Noviercas (22.000 vacas, tres veces Caparroso ampliada) produce una enorme cantidad de G.E.I. «Aunque solo fuera por esa razón (más otras igualmente graves) hay que cuestionarse este modelo productivo y ello debería verse respaldado por la legislación, labor del Ministerio de Transición Ecológica».
En resumen, pide leyes de aplicación en los ámbitos autonómico, estatal y europeo que limiten la emisión de G.E.I. Es razonable. Las regiones caracterizadas para tener explotaciones lecheras, por el valor de la tierra, las regulaciones estatales, regionales o locales, la disponibilidad de agua y la existencia de mano de obra formada, si resuelven bien sus riesgos medioambientales, continuarán atrayendo explotaciones lecheras de mayor dimensión, basadas en la economía de escala, y será un factor clave para interesar a los industriales del ramo por razones obvias. Pero los excesos de número al extremo que los quiere llevar aquí la referida empresa, son muy problemáticos. Los resultados de la economía de escala estarán siempre influidos por las posibles limitaciones que pueden tener los recursos en su utilización para aprovechar el potencial aportado por el incremento de escala.
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