Secciones
Servicios
Destacamos
Escribir en el Blue Monday, el lunes más triste del año, no sale gratis. Tiene un pago por mucho que la radio no pare con buen ritmo con eso de «soy una loba» y se le quiera dar valor al Casio o al Twingo o ... al despecho con cierta gracia y risitas. No vale, ni así se sale de este charco en enero tratando de digerir todavía el turrón y el aluvión de leyes, disposiciones y enmiendas tapadas, casi todas de carácter ideológico y partidista con las que este gobierno y sus socios nos han abrumado todas las navidades. Es como si se hubiera roto una presa con turrón del duro dentro, se nos viniera encima y no pudiéramos emerger entre las avellanas. No se puede respirar.
Es que fue mucho: ley del 'solo sí es sí' sobre todo, y además ley LGTBI del desconcierto adolescente, la LOSU, nueva ley de Universidades pensada «para avanzar hacia un horizonte de universidad gratuita», como si nos sobrara el dinero; la ley de Protección Animal pensada para cargarse la caza y los toros, la ley del Deporte pensada por el bailarín del Gobierno que piensa poco, el acercamiento de presos al País Vasco, no pensada... y, por supuesto, la que hace referencia a la desaparición de la sedición y la malversación acomodada a los amigos que trincan y a los golpistas que necesitaron 'poco pienso'. Todo a la vez y por junto, es insuperable.
Por cierto, si el juez Llarena -al que cuesta mucho criticar porque bastante sólo estuvo el hombre- no hubiera tenido esa obsesión buenista de llegar a un consenso con sus compañeros de tribunal para lograr la unanimidad y hubiera aplicado 'rebelión', que es lo que era, en lugar de 'sedición', que ablandaba la sentencia, otro gallo cantaría. No se puede ser melifluo ante la traición.
Han utilizado el subterfugio de ofrecernos muchos tipos de música.
Usan el pop de la justificación de echar la culpa a otro, o el jazz de la ignorancia en la redacción de leyes o la música electrónica del no rectifico o el índie o el reggie de la sinrazón en Cataluña o una balada o un hip-hop o un rap o un blue o un gospel de lamento o música clásica aplaca reacciones o un folk que les gusta mucho ... y ni así lo lograrán con Puigdemont paseando por Las Ramblas yendo a votarse. Para eso necesitarán: magia potagia
Diría que es como si el rock imán de Sheryl Crow estuviera sonando con aquello de «Me he acostumbrado a estrellarme» de su voz magnética mientras muchos violadores salen de la cárcel entre risas y otros muchos ven rebajadas sus condenas (184 a día de hoy y sumando...)
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.