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En los asuntos públicos hay demasiadas promesas incumplidas. Tal vez este panorama sólo sea la consecuencia de una ciudadanía pasota, consentidora y desmemoriada. Veamos un ejemplo de desmemoria e impunidad en lo ocurrido en las marismas de Santoña.
En el año 1993, el Reino de ... España sufrió una condena durísima por los tribunales europeos debido al estado de abandono de esas marismas. El Gobierno, multado por Europa, declaró de interés general y urgente el saneamiento de las aguas vertidas en la Reserva Natural. Hoy, 28 años más tarde, la urgencia ha devenido en incompetencia porque sus aguas siguen totalmente contaminadas.
Desde hace cuatro años hay una tuneladora carísima en un inicio de túnel bajo la bahía de Santoña, pensado para llevar por él el saneamiento de Laredo, Colindres..., hasta Berria. Un equivocado estudio geotécnico indicaba un lecho de roca bajo esa bahía, pero la tuneladora se encontró con fangos, al parecer imprevistos por el sofisticado equipo ingenieril, pero intuidos por cualquier pescador lugareño. Las obras están irreversiblemente atascadas en ese fango insalvable.
Algunos vecinos de Santoña luchamos desde hace veinte años para demostrar que ese túnel iba a ser carísimo, difícil e innecesario. Relevantes personas de la Administración nos dijeron que no; a veces nos vituperaron; sostenían que nos oponíamos con mala fe y que no teníamos ni idea. Y era parcialmente cierto lo que decían, porque no teníamos idea de qué estábamos hablando, como pasó con Vuelta Ostrera, donde cualquier avezado sabe que también han enterrado millones de euros con total impunidad. Entretanto, los empecinados gestores del error, siguen entregados a hercúleos esfuerzos en malbaratar una vez más, y con singular ahínco, el dinero público. Por supuesto que aquí y en el saneamiento fallido del Besaya es inútil exigir responsabilidades económicas a grupos o personas concretas. Tampoco exige nada nuestro Parlamento de silencios atronadores.
En fechas más recientes, el Gobierno de Cantabria hizo un proyecto para un carril peatonal y de bicis desde Santoña a Cicero. Tal carril tenía vocación de conectar todo el perímetro de 60 kilómetros de la Reserva Natural, desde Laredo a Noja. Sería un gran activo turístico-ambiental, complemento del hoy empantanado saneamiento general de la Reserva Natural. Pero el buen proyecto de antaño, hogaño es olvido; y eso que los anunciados fondos europeos para la reconstrucción poscovid tienen una prima especial para los proyectos medioambientales. Mala suerte; o sea, mala gestión en las marismas de Santoña. Hasta que se harte Bruselas y renueve lo de 1993.
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