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Andrés Manuel López Obrador concluye mandato como presidente de la república mexicana y lo hace con denuestos contra nuestro país y menosprecio al jefe del Estado español, porque el rey es el representante de la nación. Un somero vistazo al reciente pasado conduce a la ... estupefacción, cuando no a la absoluta incoherencia del mandatario de lo que fuera Nueva España.
López Obrador, motejado por muchos mexicanos como 'López Cobrador' durante su periodo al frente del gobierno del Distrito Federal, estuvo en Cantabria en el año 2017, cuando ya era el candidato del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para presidir su país. Durante su estancia, fue tratado con todos los honores y con una atención plena de empatía. López Obrador recordó sus orígenes montañeses, concretamente en la localidad de Ampuero, donde nació su abuelo materno en el año 1893. En Cantabria pronunció varios discursos y respondió a los periodistas en diferentes entrevistas. Ni una palabra contra España ni una petición para que el rey pidiera perdón por el legado español en su país.
Ahora, el ya expresidente culmina su sexenio con un desplante al rey de España, que como jefe constitucional del estado representa a los españoles. Esa actitud agresiva y ofensiva contra España ha sido una constante de su gobierno. Cabe preguntarse si AMLO ha cambiado de opinión o si cuando estuvo en Cantabria nos mintió con un discurso antagónico de sus verdaderas ideas. En cualquier caso, debería ser López Obrador quien pidiera perdón en nombre de su abuelo cántabro a sus compatriotas.
La historia de Hernán Cortés y la conquista de México mantiene dos relatos contrapuestos y una única historia verídica. Según los indigenistas, Cortés, con un puñado de españoles, conquistó una extensa nación, de cientos de miles de habitantes y en pocos años sometió a los indígenas a una tiranía cruel. La otra versión de la historia es que Hernán Cortes desembarca en la zona continental americana, con menos de mil hombres y unos pocos caballos. Allí, con la inestimable ayuda de una nativa, Malinche, logra aunar a varias tribus para que se rebelen contra el imperio azteca y consigue la victoria. Y todo ello mientras el gobernador de Cuba, un español, le persigue por desobedecer sus órdenes.
Si los políticos mexicanos aceptan la primera versión, asumen que los aztecas y demás tribus eran imbéciles, inútiles o muy cobardes porque consintieron que menos de mil hombres vencieran a más del millón de personas que componían el imperio azteca. Cortés y aquel reducido grupo de españoles fueron, según el relato del presidente mexicano, verdaderos superhombres capaces de enfrentarse a masas de nativos y derrotarlos. Y al mismo tiempo combatir contra otros españoles que habían decretado su detención. Un guión para una película de 'super héroes'.
El otro relato es más realista: Diferentes tribus vieron en el español un enviado divino para liberarse del yugo de los aztecas y se unieron, a las órdenes de Hernán Cortés, para derribar la dictadura de la tribu dominante. Si lo que demuestra la historia se asume por parte de los actuales mexicanos, deberán convenir que su clase dirigente, cuajada de descendientes de españoles, es la que debería pedir perdón a los indígenas, que, por cierto, siguen excluidos de la elite del poder.
Quizás no llegaron hasta México las declaraciones que López Obrador hizo en Madrid y en Santander, ni tampoco el orgullo por sus ancestros cántabros. Tampoco deben conocer que AMLO invitó al muy español Miguel Ángel Revilla a su rancho, por mal nombre 'La Chingada'.
Sobre la leyenda negra que pesa en la historia de España, es evidente que los historiadores han desmontado, una tras otra, las mentiras de quienes cuestionan la hazaña americana. Es comprensible que los que sostienen que un reducido grupo de españoles venció a miles y miles de indígenas, sientan frustración y vergüenza y traten de reescribir los hechos.
Lo que España educó, legisló, construyó e innovó en América sigue en pie y es una prueba inequívoca de la tarea llevada a cabo por aquellos españoles y por sus descendientes. No puede AMLO comparar esa realidad con lo sucedido unos kilómetros al norte de su país, donde apenas quedan restos de las civilizaciones originarias.
México es el país que cuenta con el mayor número de personas que hablan en español. El idioma de Cervantes une a los pueblos americanos y facilita su entendimiento y también crece la población hispana en los Estados Unidos, que utiliza el español como la lengua franca. La lengua común es una de las evidencias que demuestran la labor civilizadora de España, junto a las universidades, hospitales, puertos, carreteras y un largo etcétera.
Dejemos a los historiadores realizar su trabajo y sintamos el orgullo de ser ciudadanos libres, de un país que llevó a América los derechos humanos, la lengua, las universidades, la tecnología y un largo etcétera.
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