Secciones
Servicios
Destacamos
La naturaleza posee una fuerza que supera algunas de las transgresiones que los hombres pretendemos realizar contra su corriente. Los ejemplos de iniciativas que han ... fracasado por no tener en cuenta el clima y la geografía son numerosos, pero no parece que los humanos aprendamos las lecciones. Por el contrario, nos empecinamos en luchar, infructuosamente, contra los elementos.
En Santander tenemos un triste ejemplo de las consecuencias de obrar contra la naturaleza y el sentido común. De llevar a cabo costosos proyectos sin reflexionar sobre la fragilidad de las cosas. Con la precipitación de lo inmediato, con la soberbia intelectual de quienes quieren dejar su huella personal, al margen de la utilidad de su trabajo.
Ese ejemplo es el parque de La Llamas. Una zona de expansión urbana diseñada contra la lógica y contra la experiencia. Ahora los santanderinos deberán pagar la factura de una actuación ejecutada al margen de la experiencia y el sentido común. A principios de este año 2024, el Ayuntamiento santanderino ha anunciado que llevará a cabo una reparación de los graves desperfectos que han convertido una buena idea para la ciudad, en un fiasco. Tras años de degradación progresiva, el Ayuntamiento ha decidido intervenir en un espacio que arrastra los males de su concepto original.
Cuando se construyó el parque, las personas con conocimiento de las peculiaridades del clima de la zona lo advirtieron, sin que sus opiniones fueran escuchadas. Los autores del diseño solventaron el problema de las laderas del parque con una solución en base a jardineras aterrazadas y se utilizó madera para sujetar la tierra en la que después se sembraron plantas y flores.
Cualquiera con un poco de conocimiento podía saber que la madera, por muy bien tratada que estuviera, era un material inadecuado y que muy pronto iba a sufrir severos desperfectos, hasta terminar por su destrucción. A ello, añadir que las plantas sembradas en las macetas aterrazadas no han sido las adecuadas lo que ha supuesto que, casi desde el primer año, el parque presentara un aspecto descuidado y escasamente atractivo.
En lo que respecta al pavimento de los puentes, sobre la zona de marisma, basta decir que el empleo de un material plástico, endeble y quebradizo, era un pasaporte seguro para su destrucción. Lo mismo sucede con barandillas y otros aditamentos metálicos que, al estar expuestos al agua, el salitre y la humedad, tienen corta vida útil.
Ahora, el equipo de gobierno del PP en el Ayuntamiento de Santander ha tomado una decisión en la buena dirección, pero que es un simple parche. Unos pequeños arreglos, poco más que maquillaje. Lo que necesita el parque ubicado en lo que fueron huertas, una poza de agua casi estancada y criadero de mosquitos, es una remodelación integral. Se impone reconocer el error y trazar nuevas soluciones que nazcan de la lección aprendida. No son sostenibles las macetas de madera en terraza, ni los pavimentos de cartón piedra, ni un metal barato para pasamanos y barandillas.
Los diseñadores y autores del proyecto deberían dar explicaciones, porque ese parque ha costado mucho dinero que se facturó, mediante impuestos, a los santanderinos. Quienes asumen la responsabilidad de ofertar un proyecto, máxime si son profesionales que perciben sus emolumentos, no deben quedar ocultos ni desaparecer en la niebla del tiempo.
El parque de Las Llamas bien puede ser paradigma de una buena idea, de una iniciativa adecuada, abortada por el afán de innovar sin tener en cuenta las circunstancias ambientales. Una planificación que cualquier persona versada en las características de la zona habría previsto el fracaso de unas laderas cubiertas de macetas de madera. Basta recurrir a las imágenes de estos últimos años para comprobar que las plantas estaban agostadas o simplemente muertas.
El parque de Las Llamas es una buena idea, un espacio para la el recreo de los santanderinos y de quienes nos visitan. Una vez visto lo sucedido con el uso de madera y de pavimentos de juguete se debería realizar una actuación integral, modificando si fuera preciso el planteamiento original. El equipo de gobierno municipal ha sido capaz de rectificar cuando la experiencia demostró que un proyecto no era eficiente, como en el caso del sistema de transbordos de los autobuses urbanos.
En el caso del parque de La Llamas debería reflexionar sobre el futuro inmediato, máxime cuando ese parque está en vísperas de su ampliación. La prolongación de esa zona de ocio y al mismo tiempo pulmón verde es una demanda que ya está en la agenda del Ayuntamiento de Santander.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.