Ellas bailan solas

Proseguir en el análisis de lo sucedido el 28 de mayo conduce a otros matices interesantes. La política se mueve a velocidad de vértigo. La reacción de Pedro Sánchez ha sido fulminante y la convocatoria de elecciones generales, para el día 23 de julio, deja en un segundo plano el resultado surgido de las urnas autonómicas y municipales. La materia para analizar es extensa. Lo primero que me viene a la cabeza es la diferencia entre el quietismo suicida de Mariano Rajoy, hace cinco años, y la rápida y contundente reacción de Pedro Sánchez. Rajoy se negó a dimitir para abrir un periodo electoral y Sánchez ha realizado una lectura acertada de la situación, con un movimiento audaz.

La convulsión de la llamada a las urnas, apenas conocido el resultado de la anterior convocatoria, no debe despistar a los políticos y, mucho menos, a los ciudadanos: el recuento de papeletas del pasado 28 de mayo no se modifica por lo que voten los cántabros el día 23 de julio. Cantabria es una comunidad autónoma y el futuro para los próximos cuatro años ya está marcado, como también el de los 102 ayuntamientos.

Con esta realidad se desgrana el futuro inmediato. El Partido Popular de Cantabria obtuvo una victoria incontestable, que le señala como el responsable de dirigir el destino de la región en los próximos cuatro años. Los populares mantuvieron desde el inicio de la campaña electoral su deseo de gobernar en solitario, sin formar un gobierno de coalición con otras formaciones. El objetivo es tan coherente como difícil de alcanzar. Finalmente, si los regionalistas no abjuran de su reciente decisión, el PP ve cumplido su deseo y quiere formar un ejecutivo sin socios, sin miembros de otras formaciones en el gobierno.

El Partido Regionalista, con Revilla como impulsor de la idea, ha ofrecido su abstención para que María José Sáenz de Buruaga sea investida presidenta sin precisar de los votos de otras formaciones. El PP, que tenía dos opciones para gobernar: apoyase en el PRC o pactar con Vox y recibir la aprobación de los cuatro diputados de esa formación, ha decidido apoyarse en el PRC y dejar a un lado a Vox. La decisión está en la línea que sigue Núñez Feijóo de excluir a Vox de los acuerdos.

Las incógnitas parecen despejadas y las dudas resueltas en un tiempo récord. Una semana después de conocerse el dictamen de las urnas, el PRC facilitó la investidura de Sáenz de Buruaga y el PP la aceptó. Lo que resta por saber es quizás lo más importante: ¿De qué manera podrá legislar el PP sin mayoría en el Parlamento de la calle Alta? ¿Con qué apoyos sacar adelante las propuestas del nuevo Ejecutivo?

El proyecto de los populares se basa en pactar una a una las decisiones a tomar. Habrá que esperar para ver de qué manera funciona ese mecanismo, antes de emitir un juicio de valor. Lo que sí queda claro es que el PP rechaza cualquier pacto con Vox y que con esa tesis se posiciona junto a la izquierda en la condena al ostracismo de Vox. El periodista cántabro Ramón Pérez Maura define la situación con esta frase: «En la medida en que Feijóo se resista a aceptar pactos con Vox, está comprando y validando el discurso de la izquierda. Se está convirtiendo, voluntariamente, en su rehén».

La cortesía de los regionalistas será correspondida por los populares. No habrá comisiones de investigación y quizás ediles del Partido Popular devuelvan el favor en algunos municipios en los que los candidatos del PRC necesiten apoyo. Es posible que finalmente exista una coalición de facto, sin que se explicite.

Lo cierto es que tanto Sáenz de Buruaga como Gema Igual han decidido bailar solas y rememoran al dúo musical de tanto éxito formado por Marta y Marilia. En sus decisiones, la primera la formación de equipos, veremos si Cantabria adopta otro rumbo o ahondamos en el declive.