Secciones
Servicios
Destacamos
En esta ocasión, como en otras precedentes, no podrán argumentar las comunidades autónomas afectadas que han sido sorprendidas. Los partidos independentistas catalanes llevan años exigiendo al gobierno de España un trato de privilegio, un paso más para lograr la independencia. Pedro Sánchez acaba de ceder ... lo más importante: el control de los impuestos y la ruptura de la caja común. Las diferentes advertencias de que esto iba a ocurrir han sido minusvaloradas, tanto por los partidos que apoyan al actual gobierno, como por los que ejercen la oposición. Finalmente, el gobierno de la nación ha cedido y los catalanes disfrutarán, si el parlamento no lo impide, de una situación de excepcionalidad o singularidad que es la forma elusiva de nombrar el privilegio.
Con esta nueva rendición, frente a las ambiciones de los independentistas, se quiebra el principio de solidaridad e igualdad, la meta que siempre tuvieron los carlistas del siglo XIX y la burguesía vasca y catalana. El deseo de singularidad ha estado tallado en el frontispicio del argumentario separatista. Una forma de lograr la independencia consiste en revertir el planteamiento: No buscan la salida de Cataluña de España, sino la salida de España de Cataluña. En esa dirección se han dado muchos pasos desde la Transición hasta hoy. Cesión a cesión, desde el Aznar que hablaba catalán en la intimidad hasta el Sánchez que ha amnistiado a los bárbaros que quemaron comercios y golpearon a policías, tras haber dado un golpe de estado.
En estos momentos en Cataluña apenas hay rastro de España: la imposición del catalán como única lengua impide, de facto, la libre circulación de los funcionarios; la policía depende del gobierno regional, la educación es impermeable a los criterios del ministerio… y ahora tendrán el control de sus finanzas. Los hechos son inapelables: trenes AVE incluso en Tarragona, en contra de la geometría; autovías públicas, en paralelo a las de peaje; embajadas por medio mundo y una interlocución directa con el gobierno de España, mientras exhiben su desprecio hacia todo lo español.
El acuerdo al que ha llegado el gobierno socialista con ERC supone otorgar un privilegio que quiebra la solidaridad entre los españoles y otorga a los catalanes un estatus de supremacía y excepcionalidad. La contradicción entre los planteamientos de la izquierda, con esa excepcionalidad, es tan deslumbrante que ha generado el rechazo interno de los propios socialistas en algunas regiones. No así en Cantabria.
Para que el pacto alcanzado entre el gobierno y ERC se haga realidad es preciso que el parlamento español lo avale. Ese será el momento en el que veremos si los diputados elegidos para defender los intereses, no solo de la provincia por la que fueron votados, sino de todos los españoles, optan por atender a quienes les votaron o se pliegan a las consignas emanadas desde las cúpulas de los partidos. ¿Votarán los cinco diputados elegidos por los cántabros en contra otorgar una supremacía económica y normativa a Cataluña?
Por el momento, en nuestra comunidad no se alzan voces dentro de la izquierda contrarias al otorgamiento de la caja de los impuestos a Cataluña. No se oyen opiniones como las de García Page, más bien se prepara el terreno para tragar la rueda de molino, según la cual todo esto se hace por la normalización y la pacificación del «problema catalán».
Un aspecto de la decisión que tomará el parlamento sobre el pacto entre el Gobierno y ERC resulta especialmente preocupante: nadie plantea cómo revertir esta ley que otorga el control de sus dineros a la comunidad autónoma de Cataluña. Desde la aprobación de la Constitución Cataluña y el País Vasco han avanzado en competencias restadas al conjunto de los españoles. Nunca se ha producido una reversión de esos avances, lo que ha producido una severa asimetría. Las diferencias entre comunidades bien dotadas y las que presentan severas carencias, no solo no se han reducido, sino que, por el contrario, se han acrecentado.
El acuerdo entre el gobierno de España y la comunidad autónoma de Cataluña supone un duro golpe para Cantabria. Ante este agravio es necesaria una reacción que afiance las bases de una España igualitaria, solidaria y alejada de privilegios y canonjías. Los cántabros no hemos sido muy diligentes a la hora de reivindicar nuestros derechos. El no hacerlo ante la decisión de otorgar a Cataluña la independencia financiera será un grave error, un hecho que se grabará de manera indeleble para el futuro. El devenir inmediato de Cantabria se escribe con c de Cataluña, o quizás, si lo hacemos bien, el futuro de Cataluña se escriba con c de Cantabria.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.