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La expresión 'techo de cristal' la acuñó Marilyn Loden en el año 1978 para definir un problema referente a la igualdad entre mujeres y hombres. ... El techo de cristal es la barrera invisible que impide que las mujeres lleguen a alcanzar los puestos de poder, la cúpula de las organizaciones, bien sean políticas, financieras, científicas, etc. Loden saca a la luz el obstáculo que impide que las mujeres puedan culminar su carrera profesional y denuncia que la igualdad no será real hasta que las mujeres lleguen a lo más alto de las instituciones, empresas, tanto en el ámbito público como privado.
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la marcha de millones de hombres al frente de combate obligó a que las mujeres se incorporaran al trabajo fuera del hogar. En la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se dio un paso más al acceder las mujeres a puestos de trabajo considerados esencialmente masculinos, tales como mecánica, conductora, minera, etc. Pero desde entones, pese a la incorporación de una gran parte de las mujeres al mercado laboral, se mantenía casi vedado su ascenso a los puestos verdaderamente relevantes. A los estamentos en los que se toman las decisiones.
En este año 2025 Cantabria ha logrado superar ampliamente esa barrera e incluso revertirla, ya que los puestos de mayor responsabilidad en la región los ocupan mujeres. El próximo sábado, 8 de marzo, se celebrará en Cantabria el Día Internacional de la Mujer, como en el resto del mundo. Será una magnífica ocasión para resaltar que ésta es la comunidad autónoma española que encabeza el ranking de mujeres en los puestos más relevantes. No hay ninguna comunidad autónoma española en la que la presidencia la ostente una mujer y al mismo tiempo sea una alcaldesa la que ocupe la presidencia del municipio capital de la región. Aquí, María José Sáenz de Buruaga es presidenta de Cantabria y Gema Igual alcaldesa de Santander. A eso hay que sumar que la delegada del Gobierno –otro de los cargos de mayor responsabilidad–, Eugenia Gómez de Diego, es también mujer. No para ahí el listado. La presidencia del Parlamento autonómico está en manos de María José González Revuelta, una cántabra que ha logrado ser elegida como la máxima autoridad del poder legislativo.
Si miramos otros puestos de gran responsabilidad vemos que quien tiene bajo su mando los cuerpos de seguridad del Estado es también una mujer, María del Carmen Martínez Ruiz. Hace pocos días esta presencia femenina en los puestos de mando más importantes se ha enriquecido con la elección de Conchi López Fernández como rectora de la Universidad de Cantabria.
Si se aplicaran los criterios de paridad que en determinado momento se impusieron como instrumentos para fomentar la presencia de mujeres en los órganos de gobierno, en nuestra región ahora correspondería imponer esa salvaguarda para que los hombres estuvieran en equilibrio con las mujeres. Por suerte, el paso del tiempo ha demostrado que basta con aplicar el criterio de mérito y capacidad para que quienes más valen, sean mujeres u hombres, ocupen los cargos más importantes.
Más importante que la llegada de mujeres a las cúpulas de la política o la profesión existe otra realidad: en la mayor parte de las carreras universitarias son ellas quienes obtienen las mejores notas y las que logran los primeros puestos en las oposiciones. El techo de cristal parece ya una figura del pasado.
Este hecho singular, por el que Cantabria tiene pleno derecho a ser la primera comunidad autónoma que consigue superar barreras y colocar mujeres en los cargos de mayor peso e influencia, debería tener una clara visualización en la manifestación prevista para el 8 de marzo, en Santander. De la misma forma que se ponen de relieve los déficits y carencias de igualdad que afectan a las mujeres, la violencia de género de manera singular, resulta conveniente valorar los resultados positivos. Un logro tan importante como el conseguido en nuestra comunidad no debería pasar desapercibido.
El ejemplo de nuestra comunidad, en la que los más determinantes organismos están en poder de mujeres, debería ser exaltado y colocado, a nivel nacional, como un logro, por el momento único, pero que debe ser la guía para otras regiones. El ejemplo de Cantabria apenas se conoce en el resto de España y es hora de darlo a conocer. Si Cantabria es infinita, en el eslogan elegido para nuestra promoción, también ofrece infinitas oportunidades a las mujeres, en un clima de igualdad en el que prevalece el mérito sin que el sexo suponga ninguna cortapisa.
El 8 de marzo, en la manifestación, será bueno que esta situación excepcional de Cantabria esté presente y los diferentes colectivos feministas celebren el éxito.
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