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El próximo jueves, día 6 de junio, se conmemora el octogésimo aniversario de la batalla que inclinó definitivamente el triunfo de los aliados frente al nazismo en la Segunda Guerra Mundial. Esa mañana del año 1944 la flota más grande de la historia (siete mil ... embarcaciones de todo tipo) lanzó sobre las playas de Normandía un ejército de ciento cincuenta mil soldados estadounidenses, británicos y canadienses. Al mismo tiempo, tropas americanas y británicas entraban en la ciudad de Roma, expulsando a los nazis del centro y sur de Italia. Miles de jóvenes en las filas de los aliados murieron en las playas de Normandía y en el año siguiente, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en Europa.
El esfuerzo material y humano de Estados Unidos para derrotar a los ejércitos de Hitler supone una deuda de Europa que ahora, ochenta años más tarde, permanece impagada. La decisión del presidente Franklin D. Roosevelt de «Europa primero», fue tan valiente como generosa y, al mismo tiempo, injusta para muchos norteamericanos. Estados Unidos abandona su posición de no beligerante, en la Segunda Guerra Mundial, tras el ataque japonés al puerto de Pearl Harbor, en Hawái.
Los aviones japoneses bombardearon la flota del Pacífico, en un acto de traición, sin previa declaración de guerra y mientras se mantenían negociaciones para firmar un acuerdo entre ambos países.
Norteamérica tenía el problema y la amenaza en el océano Pacífico ya que el ataque nipón dejó inerme a la marina y porque en unos pocos meses Japón conquisto Filipinas, Malasia, Birmania, las Indias Orientales Neerlandesas, Hong Kong y emprendió una ofensiva total en el océano Pacífico en 1942. Lo lógico hubiera sido que Estados Unidos volcará todo su potencial en el Pacífico para reconquistar los territorios perdidos y desactivar la amenaza japonesa sobre la costa oeste de los EE UU.
En esa situación, y ante la declaración de guerra llevada a cabo por Hitler en su alianza con Italia y Japón, el presidente Roosevelt lanzó un mensaje inequívoco. «Europa first» y abrió el frente europeo enviando a Gran Bretaña miles de jóvenes soldados y una ingente cantidad de material. La promesa americana se cumplió y el ejército alemán puso punto final a la guerra en mayo de 1945, un año después del desembarco de Normandía. La derrota de Japón se prolongó unos meses, hasta agosto, con el lanzamiento de dos bombas atómicas, ante la resistencia de los militares japoneses a aceptar la derrota y firmar la rendición.
Desde entonces, y ya antes con la intervención en el bando aliado en la primera guerra mundial, Estados Unidos se volcó con Europa. Gracias al 'Plan Marshall' la Europa destruida por la guerra se recuperó en poco tiempo y volvió a ser una potencia económica.
Esta entrega norteamericana contrasta con la actitud de Francia. Durante el ataque alemán a Francia, verano de 1940, los franceses apenas combatieron, en parte porque en aquel momento Hitler y Stalin eran aliados y el partido comunista galo inundó de propaganda pacifista el país, en una campaña de desmovilización. Por otra parte, durante los cuatro años de dominio germano en Francia, la resistencia fue una ensoñación y la colaboración francesa con los ocupantes alemanes, muy notable. El general De Gaulle, tras la liberación de Francia, construyó una historia, tan épica como falsa, sobre los franceses que se enfrentaron a los nazis. Fueron unos pocos y la mayor parte de la población colaboró con los invasores.
La primera derrota de las tropas alemanas en Rusia, con el cerco y eliminación del VI Ejército en Stalingrado, disuadió al gobierno de Franco de involucrarse directamente en la guerra junto a Alemania y el desembarco de Normandía eliminó cualquier veleidad pro nazi y, con el apoyo de algunos generales franquistas bien sobornados por Gran Bretaña, se inició el giro de la política exterior española hacia los aliados, que culminó con la visita de presidente norteamericano Eisenhower y la firma del tratado que permitió las bases EEUU en territorio español.
En este octogésimo aniversario de la batalla que decidió la II Guerra Mundial en Europa, es obligado el recuerdo para los miles de jóvenes estadounidenses, británicos, australianos, etc. que dieron su vida para evitar que una buena parte del mundo quedara en manos de la tiranía de los nacionalsocialistas germanos. Aunque apenas viven un puñado de los combatientes que desembarcaron en Normandía, los europeos debemos tener presente el sacrificio de los Estados Unidos, que decidió luchar en dos frentes, cuando su enemigo directo era Japón, y que otorgó prioridad a la guerra contra Hitler, en Europa.
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