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John Lennon compuso e interpretó una canción a la que tituló «Imagine». La estrenó en 1971, poco después de la ruptura de los cuatro fabulosos de Liverpool. Su música se convirtió en una antología de utopías, en un desiderátum de anhelos y deseos de un ... mundo mejor. Lennon enviaba un mensaje de amor fraterno, de paz frente a la guerra y completaba el catálogo de los inalcanzables paraísos a los que siempre aspira la humanidad y que nunca consigue.
Bajemos muchísimos grados la utopía de Imagine y pensemos cómo sería la Cantabria ideal, esa tierra prometida a la que nunca accedemos.
Imaginemos una región dinámica, creativa, emprendedora, capaz de ofrecer oportunidades a todos, donde los jóvenes quieran iniciar su carrera empresarial en lugar de aspirar a una plaza funcionario. Una Cantabria bien anclada en España y en la Unión Europea que aliente la competitividad y defienda la unidad frente a la división.
Una tierra capaz de revertir la constante pérdida de peso respecto al conjunto de España, una Cantabria que recupere su posición dentro de la sociedad española. Segura de revertir la tendencia de años de caída en la lista de las regiones y provincias más ricas.
Imaginemos la región abierta a la innovación, en la que se derriben muros burocráticos tan paralizantes como inútiles. En la que el urbanismo no sea una pesadilla, sino un buen instrumento para el desarrollo organizado. En la que no sucedan situaciones como las actuales, en que planes de desarrollo urbanístico municipales llevan décadas en tramitación. En la que una licencia para abrir un comercio, un bar, una oficina sea algo sencillo e inmediato.
Aspiremos a una Cantabria solidaria en la que una familia afectada por el incendio de La Albericia no se vea obligada a vivir en tan pésimas condiciones. Una región capaz de construir y mantener un parque de pisos para atender casos de emergencia.
La carestía de la vivienda se ha convertido en uno de los grandes problemas, especialmente para los jóvenes. Pensemos en un sistema que libere suelo para que los promotores puedan edificar casas con garantías jurídicas. En una comunidad que promueva viviendas a coste real, despejando las dudas sobre la especulación y ofreciendo hogares con alquileres asumibles.
Imaginemos una Cantabria en la que algunos políticos dejen de creer que quienes tienen una casa vacía no la ofrecen en alquiler por simple maldad, sino por temor a tener un problema.
Proyectemos una comunidad capaz de controlar el gasto público, de reducir el peso de los impuestos sin por ello recortar derechos. Una región en la que no crezca tanto el sector público y si lo haga el privado, para reducir el crecimiento incontrolado de la deuda.
Cantabria, isla en tierra, sueña con unas buenas comunicaciones. La autovía que conecte directamente con Madrid no está construida y lleva lustros de retraso. Nos imaginamos que se trabaje a toda velocidad en la autovía Aguilar de Campoo-Burgos. Soñemos que, por un milagro, los proyectos que duermen en los archivos del Ministerio, ese que antes se definía con una sola palabra, Fomento, y que ahora se bautiza como de Transportes y Movilidad Sostenible, que para Cantabria es de Movilidad Insostenible, pague la deuda contraída con nuestra comunidad.
Proyectemos en nuestra imaginación un tren que discurra por la costa entre Santander y Bilbao, ofreciendo servicio a Colindres, Laredo y Castro Urdiales. Una vía que permita viajar en 45 minutos desde el centro de Santander hasta el centro de Bilbao. Un transporte que libere de miles de coches contaminando en la cornisa cantábrica.
Mejores horizontes se presentan en la cultura. La obra del gran museo Faro Santander avanza y supera todos los obstáculos. La transformación de la antigua sede del Banco de España, en una extensión del Reina Sofía-Colección Lafuente está en marcha y la construcción del gran museo de prehistoria, el MUPAC, se levanta en Puertochico a buen ritmo.
Cantabria es tierra de enormes oportunidades y deben ser aprovechadas. Es imprescindible retener a los jóvenes con talento y buena formación. Para ello resulta esencial que se asienten aquí empresas, de todos los tamaños y prioritariamente aquellas que requieren personal de alta cualificación.
Imaginemos una región que crezca por encima de la media nacional, una comunidad abierta que ofrezca facilidades a los emprendedores, que derribe barreras burocráticas y una fiscalidad tan atractiva como sea posible.
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