La lección del árbol de Navidad de Cartes

El hecho en sí mismo carece de trascendencia. Construir un cono enorme y adornarlo con kilómetros de luces no supone avance alguno para el municipio, pero sí tiene un retorno poderoso: Cartes logra una campaña publicitaria de gran impacto y, seguro que estas fiestas navideñas miles de personas visitarán la localidad, atraídos por el deseo de ver el abeto artificial más grande de España. A los hosteleros y comerciantes su ayuntamiento les brinda la oportunidad de hacer negocio si presentan ofertas atractivas a quienes lleguen para contemplar el árbol de récord.

El proyecto de participar en esa pugna por levantar el abeto luminoso más alto surgió de la colaboración entre la corporación local, con su alcalde a la cabeza, y un empresario especializado en construcciones de estructuras metálicas. De esa forma, el pueblo sufragaba con dinero público solamente una parte del montaje y el empresario aportaba el resto y, sobre todo, se comprometió a realizar el ensamblaje de piezas metálicas para culminar el proyecto.

Un ejemplo singular de la colaboración entre lo público y lo privado. Los vecinos –el dinero municipal– contribuyen con una parte y el empresario paga el resto y, además, levanta ese mecano gigantesco. Gracias al acuerdo entre un empresario y el equipo municipal, Cartes ha logrado, con una inversión limitada, ofrecer a los vecinos y a los visitantes un espectáculo que será un polo de atracción este mes de diciembre.

Tras ese montaje de altura y luz, la empresa Andamios AGF, radicada en Cartes, consigue difundir por toda España su capacidad para abordar construcciones metálicas complejas y modulares. Una publicidad inteligente que redundará en mayores pedidos y también en el crecimiento de lo que comenzó siendo un pequeño taller, en una referencia nacional en su especialidad.

De la unión de fuerzas entre lo público, el Ayuntamiento, y lo privado, la empresa AGF, ha nacido un árbol de gran proyección mediática. El alcalde cartiego, Agustín Molleda, es un relevante militante del partido socialista, lo que demuestra que cuando se dejan a un lado los prejuicios ideológicos y se busca el bien común, es posible actuar para el progreso y el bienestar.

El abeto metálico y eléctrico de Cartes bien puede ser el símbolo en el que se asiente la necesidad de la colaboración entre distintas formas de pensar para lograr prestar mejor servicio a quienes, en ocasiones mudos y sumisos, pagan de su dinero los servicios que reciben.

El alcalde socialista de Cartes, con una larga trayectoria no sólo como edil sino como importante dirigente del PSOE de Cantabria, abre la puerta al entendimiento y a poner fin a declaraciones extremistas como esa de la ministra que quiere una excelente sanidad pública. Mejor sería desear una mejor atención sanitaria, gratuita y universal, prestada con todos los medios posibles. Cualquier persona lo que necesita es que un buen equipo médico le atienda, lo antes posible y con los mejores medios. El que los médicos y demás personal sanitario dependan del gobierno autonómico o de un centro privado será siempre algo secundario.

La eficiencia debe ser la guía de la gestión del dinero de todos. En ese camino, hemos visto cómo se privatiza en municipios de todos los colores la gestión de la recogida de basura y limpieza de las calles. Lo mismo sucede con otros elementos esenciales del servicio público. En Cantabria se privatizó una parte de los servicios del complejo entramado sanitario del Hospital Valdecilla. Tras un periodo de críticas y pasados varios años, vemos cómo esta misma semana el Hospital Valdecilla recibía una serie de reconocimientos por su excelencia y por seguir en la vanguardia tanto de la asistencia como de la investigación.

El abeto metálico y eléctrico de Cartes se alzará en el centro del municipio y, además de un atractivo a escala nacional, bien puede transmitir ese espíritu navideño de armonía, concordia y colaboración entre lo público y lo privado.