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El escrache violento y liberticida de un grupo de alumnos de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid contra la presidenta de Madrid ha avivado mi memoria y me ha retrotraído a los años de estudio en ese edificio, ... en los años setenta. Por esa estética cuasi soviética del hormigón a cara vista, sin más adornos ni colores que el gris, cuando el edificio estaba a medio construir, algunos alumnos lo bautizamos como 'el búnker'.
Las imágenes, estos días, de la policía democrática protegiendo el edificio semejaba a aquellas en las que la policía nacional, 'los grises' del franquismo, realizaban cargas contra los estudiantes de la Complutense. Lo sucedido esta semana parecía el mundo al revés. En los años setenta los estudiantes pedíamos amnistía, libertad y estatuto de autonomía… Pero sobre todo libertad y la policía trataba de reprimir las algaradas. La imagen de la policía protegiendo la libertad de expresión y los futuros periodistas en pie de guerra para cercenar ese pilar central de la democracia, resulta triste y decepcionante.
El edificio de la facultad de Ciencias de la Información semeja un armatoste de hormigón, muy sostenible porque no precisa pintura, ni cuidados especiales. El hormigón es el elemento que 'adorna' las aulas, los despachos y el total de las instalaciones. Dentro de ese caparazón, que semejaba totalmente la plasmación plástica de aquello que en la Transición se denominó 'El búnker', latía un deseo de libertad y especialmente de libertad de expresión. Quienes acudíamos a las aulas, recuerdo a compañeros, como Enrique Ybarra, Jesús Pindado, Federico Lucendo Pombo, Laudelino Cisneros y tantos otros pugnábamos por abrir las puertas a todas las opiniones. Poner punto final a la censura y plantear ideas y aceptar que éstas no fueran compartidas.
Regresé al 'búnker' antes de la pandemia para leer mi tesis doctoral. El edificio se había completado con una segunda ala, pero la estética se mantiene. El contraste entre los deseos de libertad que conlleva el periodismo en su ADN, con ese diseño uniforme y plúmbeo propicia un contraste entre el inmueble y quienes lo habitan.
En los años setenta del siglo pasado, con la Transición en su recta final, quienes estudiábamos en la Complutense queríamos libertad, desde diferentes posiciones y distintas visiones de España… Pero libertad y democracia. Si en la extensa gama de titulaciones que otorga la Universidad Complutense de Madrid existe una vinculada a la libertad de expresión esa es, sin duda, Ciencias de la Información.
En aquellos años de la Transición, la presencia de grupos liberticidas estuvo muy presente. El cántabro Federico Ysart Alcocer ha publicado un libro sobre esa etapa y el papel que él desempeñó en el tránsito de la dictadura a la democracia, con un título definitorio: 'No fue tan fácil' y es que desde la izquierda radical y la derecha ultramontana a punto estuvieron de dinamitar el proceso por el que los españoles alcanzamos la democracia. El escrache a Díaz Ayuso, en la facultad de Ciencias de la Información, recuerda a los grupos comunistas, maoístas y especialmente a la banda terrorista ETA, que desde la izquierda trataron de impedir que el proceso democratizador descarrilara. En la derecha extrema y nostálgica grupos paramilitares y grupúsculos nostálgicos del franquismo trabajaron en la misma dirección, desde el polo opuesto.
El acoso a Díaz Ayuso, los boicots en las universidades madrileñas, barcelonesas, vascas, etc. a diferentes intervenciones de representantes de distintos partidos del espectro de la derecha, son la prueba evidente de que la izquierda totalitaria es alérgica a la libertad y que combate, con métodos violentos y antidemocráticos, a quienes tratan de exponer ideas diferentes a las suyas.
Se repite una frase que tiene eco popular 'Una imagen vale más que mil palabras'. No es acertada. No mil palabras, solamente tres: 'Libertad, igualad y fraternidad' alumbraron un nuevo mundo tras la revolución francesa y trajeron una sociedad diferente en la que se puso punto final al viejo régimen de privilegios, oscuridad y represión. Nunca una imagen tuvo la fuerza de aquellos tres conceptos que propiciaron la constitución de los Estados Unidos y más tarde la de Francia y que mostraron el camino a seguir por los grupos sociales que aspiraban a un mundo mejor.
Para los que nos formamos en el búnker de ciencias de la información, los que trabajamos la tesis doctoral para ahondar en las libertades, nos causa tristeza ver a jóvenes comunicadores impedir que una mujer pueda recibir una distinción y exponer sus ideas con plena libertad.
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